La insipiente democracia en nuestro país ha tenido un comportamiento evolutivo similar al de un ser humano, esta llegando a sus 37 años. Pero como todo ser, parecido a un ciudadano guatemalteco, ha sufrido de hambre, desnutrición, falta de oportunidades, escases de servicios médicos, poca o nada de inversión, por lo que esta a punto de morir. Pareciera entonces que el Covid – 19, con sus mas fuertes infecciones logro llevarla a un estado de gravedad, lo que avizora una muerte anunciada.
Sí, la democracia guatemalteca pende de un hilo, a punto de morir. Los síntomas saltan a la vista de todos: 1. Una Corte Suprema de Justica, cuyo fin primordial es cumplir, pero sobre todo velar por el cumplimiento de la ley, hoy es ilegal. Lleva tres años en el ejercicio de sus funciones, más allá del plazo fijado en la Constitución, lo que significa, que los que deben velar por la justicia, hoy son quienes se niegan a hacerlo. 2. Una Corte de Constitucionalidad conformada con profesionales cuestionados por la sociedad, a la que se incorpora el representante de la USAC, electo por un Consejo Superior sin moral y escrúpulos. 3. Un Tribunal Electoral, que de supremo no tiene nada, pues sus integrantes ostentan títulos universitarios que se obtuvieron bajo procedimiento opacos de todos conocidos. 4. El Ministerio Público dirigido por una persona que fue capaz de copiar una tesis para obtener el grado de Doctor, y por ese grado obtuvo la mayor calificación, misma qué, sirvió para ser reelecta.
En dos mil diecinueve afirme que las elecciones fueron un fraude, dije antes de ellas, que iba a suceder, y así fue. El fraude incluso se confirmo, al enviar a la cárcel al Director de Informática del Tribunal Electoral.
El fraude en la Universidad de San Carlos de Guatemala es un ejercicio que los políticos que ostentan el poder han llevado a la práctica. Ha servido de laboratorio, seguramente plantearon la hipótesis: Sí los profesionales de la USAC aceptan y convalidad el fraude, es muy probable que el pueblo guatemalteco haga lo mismo en las próximas elecciones.
Acontecimientos como la elección del rector de la Universidad pública, la elección del Procurador de los Derechos Humanos y la del Contralor General de Cuentas, son esas batallas que los políticos corruptos van ganando, por una excelente planificación, pero fundamentalmente por la indiferencia de los actores.
El rector defacto ha dicho en varias entrevistas que el movimiento de resistencia lo realizan pequeños grupos de estudiantes, profesores, personal administrativo, egresados y jubilados. Esto es lo que él observa, debido a que muchos inconformes con la forma de la elección, tienen miedo de manifestarlo, o prefieren mantenerse en el anonimato, para mantener ciertos privilegios en su trabajo o bien para que simplemente no sean molestados.
El mismo comportamiento tiene la ciudadanía ahora que se acerca el proceso electoral. Se escuchan frases como: a mi no me interesa la política, yo no vivo del estado, yo me levanto a trabajar honradamente y los políticos no me mantienen, entre otras. Estos millones de guatemaltecos no advierten que la delincuencia, como las extorsiones, los asesinatos, la falta de empleo, que nos llevan a una pobreza extrema y falta de oportunidades para nuestros hijos y familiares en general, son producto de una mala elección de los gobernantes.
Los grandes problemas que sufren los guatemaltecos tienen su origen en una mala elección de sus autoridades. Piénselo y elija con responsabilidad en este 2023.
El fraude solo podrá detenerse con dos acciones, primero el voto masivo para un partido que represente los verdaderos intereses de los pueblos, que por cientos de años han sido marginados, segundo con la participación de un organismo internacional que monitoreé los sistemas informativos que serán utilizados en las próximas elecciones. Dos acciones viables, posibles y urgentes.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.