En los últimos días el precio del gas y los combustibles se han incrementado considerablemente, presionando un incremento en todos los productos de la canasta básica alimentaria. Según los datos oficiales, la inflación continua por abajo del 5%, pero quién puede confiar en estos números, la realidad en los mercados, tiendas de barrio y supermercado es otra.
El gobierno afirma que el incremento del precio de los combustibles se debe a un incremento internacional del barril de petróleo. Resulta raro que cuando el precio internacional sube, los precios a nivel nacional también suben, pero no sucede lo mismo, cuando el precio baja. En mayo y junio del año 2020, el precio del barril de petróleo alcanzo el precio de menos un centavo de dólar, lo regalaban, era más caro el almacenamiento, porque no había demanda. A pesar de ello, quienes de ustedes recuerdan que el gas haya llegado a tener un precio bajo. En esos día el cilindro de 25 libras llego a costar entre Q100 y Q110; y la gasolina regular se posiciono en un precio entre los rangos de Q16 y Q19.
Ahora bien, usted se preguntara, ¿qué tiene que ver, la corrupción con los precios de los combustibles? La explicación se resume en una frase “proteccionismo de Estado”. Explico: El gobierno protege un gran listado de productos, prohibiendo la importación de estos, en su mayoría relacionados con la canasta básica alimentaria. En Guatemala, los productos avícolas, pollo y huevo buscan cercanías con funcionarios de gobierno, primero para prohibir el ingreso de estos productos, segundo para fijar un precio sin que exista competencia, y tercero combatir con fuerza el contrabando. Por ello, en la frontera entre México el país esta fuertemente custodiada, porque además usan las fuerzas del gobierno para proteger sus negocios. Lo mismo sucede con las medicinas, no es que sean políticas encaminadas a proteger la salud, se protege al distribuidor o productor de medicamentos, por eso, los precios de medicamentos en Tapachula resulta ser diez o veinte veces más barato que acá, además envían a la SAT para atacar a las farmacias con visión social, cuyo precio favorece al consumidor.
En este negocio siempre el ganador fue el empresario, ahora el gobierno actual subió de nivel, y como dicen, “los guatemaltecos somos bien pilas”, creo una estrategia para robarse Q150 millones de quetzales. Siempre he dicho que los políticos que asumen el poder son sumamente inteligentes. En enero el cilindro de gas de 25 libras tenia un precio de entre Q108 y Q116; para el mes de agosto y septiembre, sin razón alguna llego a costar entre Q140 y Q150; uso esta medida como ejemplo, porque es la que consumo y pago, por lo que mis datos son exactos, sin error alguno, eso pague. La idea de subirlo, fue justificar un subsidio. Las cámaras empresariales, antes criticaban fuertemente este tipo de política gubernamental, ahora calladitos, que extraño, o no. A partir del mes de diciembre el precio, según el gobierno debe ser de Q122.00, el mismo precio del mes de mayo o junio. ¿Cuántos de estos millones irán a bolsillos de los funcionarios de gobierno? Al final dos o tres meses de incremento del precio sin justificación alguna, significo extraordinarias ganancias para los empresarios del gas, ahora, luego de restar su correspondiente comisión, regresaran a los funcionarios públicos unos entre Q100 y 120 milloncitos de quetzales.
Si luego de leer esto, usted aún piensa que la corrupción no le afecta, bueno deje votar o vote por los mismos de siempre, allí tiene como opciones a Mulet, Suri Ríos, Sandra Torres, Arzú, Villacorta, entre otros. Ahora bien si ya se convenció que los corruptos extraen de su bolsillo gran parte del dinero que a usted le cuesta ganarse todos los día, busque opciones, vale la pena reconstruir el Estado, para luego refundarlo.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.