Los políticos han buscado mil y una forma para desviar la atención del ciudadano común, aprovechándose de su buena fe. Ven de forma aislada los grandes problemas que afecta a los guatemaltecos, como el caso de la delincuencia. Con más policías, persecución e investigación criminal van a disminuir los índices delincuenciales, pero nunca se logra. O el caso de la desnutrición, con más personal de salud, inversión en insumos y educación a las madres, nos hacen creer que el problema desaparecerá. La falta de oportunidades para la juventud guatemalteca, la pobreza, el difícil acceso a la educación, o una educación de muy baja calidad, sin pertinencia cultural, problemas, que según ellos se resuelven aumentando los presupuestos de las instituciones, acciones diversas que se realizan y nunca se logra disminuir, ni siquiera en una mínima parte el problema.
El fracaso en las acciones es un efecto de la corrupción. Lo que significa, amigo ciudadano que lee estas notas, si aumenta la corrupción, aumenta la delincuencia, la desigualdad, la pobreza, la migración, la desnutrición infantil, la falta de fuentes de empleo, en resumen, a usted, empresario, profesional liberal, técnico, artesano, joven, niño, adulto, a todos, les afecta el flageló de la corrupción. El alza de precios del combustible, del gas, y los subsidios; así como el aumento de los precios de la canasta básica, son resultados de esas prácticas clientelares que realizan los gobiernos.
La corrupción incluso se ha apoderado de la máxima casa de estudios universitarios. Sin advertirlo, o bien sin darle importancia, con un plan bien estructurado, fueron apropiándose de los espacios. Muchos hicimos diversas acciones para combatir los actos de corrupción fuera de nuestra casa de estudios, eso quizás nublo nuestra mente, hasta llegar a los nefastos resultados que hoy tenemos.
Cuando la contrainsurgencia, liderada por el ejército guatemalteco, decidió hacer un cambio en la imagen del gobierno. Monto el teatro de la democracia. Un civil iba a gobernar, el congreso y la suprema corte debían de estar al servicio del poder factico, que eran los militares y empresarios agrupados en las cámaras empresariales. Poco a poco fueron apoderándose de los espacios, incluida la Universidad de San Carlos. Hoy, ante la imposibilidad de seguir engañando a todos, retomaron, sin mascaras, el poder absoluto del país. Se acabo la era democrática, y pasamos a una dictadura.
Un fraude para elegir al rector, es lo último, pero seguramente se han ejecutado otros, en facultades, escuelas no facultativas y centro universitarios, colegios de profesionales. Es probable que hayamos sido victimas del engaño, creyendo que elegíamos a nuestras autoridades, y lo único que hicimos fue validar la cooptación. Como sea, hoy es tiempo de decir, basta ya del saqueo, del robo de los recursos de la Nación.
Usted amigo, que dice cada vez que hay elecciones presidenciales, de corporaciones municipales, diputados, no voto porque no me afecta, esta totalmente equivocado. Porque usted paga los impuestos en todo lo que consume, y los gobernantes se roban el 30% de esos recursos, significa que usted alimenta el monstruo de la corrupción, con su dinero, pero especialmente con su indiferencia.
Urge rescatar a la Universidad de las manos de las élites corruptas de este país, luego viene la oportunidad, en las urnas, de rescatar al país. Construir un futuro para todos los pueblos que cohabitamos el territorio. Pronto recuperaremos la consciencia, luego nuestra dignidad y por ultimo la libertad.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.