La palabra chapuz como tal, no aparece en el Diccionario de la Lengua Española, sin embargo, tiene una entrada que nos da a entender que, es trabajar sobre una cosa ya existente. Nosotros los guatemaltecos, cuando nos referimos a la palabra chapuz, inmediatamente nos referimos a trabajos mal hechos, mal diseñados, mal planificados, cuyo resultado final, es un desastre o una pérdida de recursos, normalmente económicos.
Desde que tengo uso de razón, los tres organismos del Estado –Ejecutivo, Legislativo y Judicial-, se han dado a la tarea de chapucear su administración. El Ejecutivo, gasta a manos llenas nuestro dinero 80% del presupuesto se destina en gastos de funcionamiento, el 10% en Inversión, pero, el 60% de eso, es pura corrupción; el Legislativo, es un antro donde juegan, bailan, apuestan, beben, comen lo que se les antoja y se mofan de la desgracia de la población. Prácticamente, son seres indeseables, fabrican leyes, para beneficiar la corrupción; el Judicial, no es para menos, no hay palabras para describir la forma cómo interpretan las leyes para ser complacientes y benévolos con aquellos personajes oscuros que han lapidado las arcas del Estado. Muchos “tanques de pensamiento” –empleados de los corruptos y corruptores-, han dicho placenteramente que, hay crisis política, pero el Estado no ha colapsado. Pregunto: Si el fin supremo del Estado –ver artículos 1, 2 y 3 de la Constitucion Política de la República de Guatemala-, está siendo pisoteado por los tres organismos del Estado, entonces, de qué Estado estamos hablando.
Todos los grupos organizados ya hablaron -los analistas, las autoridades mayas ancestrales, los intelectuales, los comerciantes, agricultores, exportadores, importadores, estudiantes, y todo ser humano meridianamente pensante-, ha exteriorizado su malestar, su hartazgo, su frustración sobre el Estado fallido.
Los ex embajadores se pronunciaron y han dicho: A grandes males, grandes remedios. Estoy total y absolutamente de acuerdo, tenemos un gran mal, pero, no necesitamos remedios, porque remedio significa reparar algo que está estropeado, volvemos a caer en los mismo, reparar, chapucear y peor aún, que los chapuceros sean los mismo y entonces dentro de un par de años, se repetirá la misma historia. Señor Giammattei y pacto de corruptos, la población ya no quiere más chapuces, necesitamos una purga, es decir, limpiar purificar, quitar, arrancar todo lo innecesario e inconveniente y el primer paso para la primera dosis de esa gran purga, es la carta de renuncia del presidente; el vicepresidente, ya la hizo. Mi abuelita decía: Al entendido por señas y al rústico ni con palabras.
¿Qué cosa no entiende, señor Giammattei? Nos endeudo hasta nuestra cuarta generación, no nos ha dicho dónde está el dinero de los préstamos, dónde están los 135 millones de quetzales de MICIVI, no ha cancelado la SAAS, no ha hecho absolutamente nada para pedir el retiro de Guatemala del PARLACEN, no tenemos dinero y usted manteniendo su Centro de Gobierno, ya casi na tiene autoridad ni legal, menos moral.
Hace unos meses atrás, era un absurdo, utópico, burla y hasta chiste, hablar de la necesidad de un nuevo Estado, una nueva Constitución Política. Hoy, ante tanta barbarie, cinismo, etc., de los políticos tercermundistas que prácticamente han cooptado al Estado, no hay alternativa, no hay vuelta atrás, es imprescindible e ineludible hablar de un nuevo Estado, donde puedan converger y conjugar todos los grupos sociales de Guatemala, reitero, todos.
El nuevo pacto político –Constitución Política-, la debe construir, entre otros, la ciudadanía de a pie, la Guatemala profunda, la Guatemala que siempre ha estado olvidada y que es visitada cada cuatro años, porque simple y sencillamente ha significado para los picaros, un voto nada más.
El Estado actual es excluyente, el nuevo, debe ser plurinacional.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.