Ayer -20 de marzo-, el presidente Arévalo dio a conocer los nombres de algunos gobernadores departamentales que eligió, así mismo, devolvió los expedientes de la mayoría de candidatos a ese puesto, entonces se deduce que el trabajo hecho por los CODEDES de esos departamentos, fue mal, estuvo viciado o dirigido por personas corruptas, esa noticia, fue recibida sin tanto asombro por la ciudadanía, y se percibe cierta aceptación por la decisión tomada por el gobernante, reitero, nunca había sucedido semejante cosa, es decir, devolver más del 50% de expedientes para elegir a gobernadores, es inaudito. “En varios departamentos no hemos encontrado a personas que, de acuerdo a esos parámetros, nos dejen satisfechos en términos de las condiciones para recibir la confianza pública para ejercer las funciones de gobernador”, fueron las palabras del presidente.
A ese respecto, como solía decir don Saúl Alvarado -EPD, vecino honorable y con quien compartimos experiencia en la Directiva de Caminos de mi comunidad-, no nos agüitemos, cuando la noche está más oscura, es porque ya va a amanecer, de eso estoy seguro, cómo es posible que, personas deshonestas, sin principios, no dignas de confianza, iban a representar al presidente y lo que es más lamentable, velar por la efectiva ejecución del presupuesto de inversión de su departamento, ojalá, al final lleguen a ocupar ese puesto, personas honorables y las siete personas que ya fueron elegidas, no traicionen la confianza del presidente y de la ciudadanía, porque el compromiso es grande: “Tienen una responsabilidad qué cumplir con el pueblo. Serán evaluados y, en caso se desvíen de su propósito, serán removidos como cualquier otro servidor público”, sentenció el presidente Arévalo.
Ante tanta incertidumbre y desconfianza, por supuesto, hoy por hoy, el ejercicio de la Auditoria Social con responsabilidad y objetividad debe ser la herramienta para combatir frontalmente la corrupción, porque, no podemos fiarnos de nadie y urge solventar las necesidades básicas de la población. En ese sentido, vale la pena aclarar aspectos básicos de esta noble tarea llevada a cabo por personas con valores y principios, que procuran el bien común. En primer término, es importante la unión de ideas, tareas y conocimientos de dos o más personas, con la intención clara de verificar, monitorear y controlar el uso correcto de los recursos destinados para la ejecución de proyectos sociales, y con ello, elevar la calidad de vida de los habitantes. Por salud social, es imprescindible que los integrantes de dicha organización o comisión, no estén participando en ningún partido político, esto, para evitar posibles conflictos de intereses.
La Auditoría Social es una experiencia única y eleva el conocimiento social del vecino o ciudadano que está ejerciendo ese rol -auditoría social-, al ejercer ese control y/o fiscalización, por supuesto que, al funcionario corrupto le incomoda esa acción porque ve amenazado su status quo, y minimiza sus ganancias económicas deshonestas. Para el funcionario y/o empleado corrupto, su primer enemigo es precisamente la persona que está ejerciendo la Auditoria Social, por ello, se debe contar con autocontrol, sentido común y perseverancia, sabiendo que, el que participa en el ejercicio de la auditoria social con responsabilidad, lo está haciendo para la comunidad y/o colectividad y no para satisfacer intereses personales.
En ese sentido, como cualquier otra actividad social, la Auditoria Social tiene su marco jurídico, su sustento legal, por espacio y tiempo, recomiendo leer el texto Auditoria Social del Colectivo de organizaciones Mayas de Guatemala -KOMON MAYAB´-. Las circunstancias actuales -corrupción, perdida de valores- hacen imprescindibles e impostergables el desarrollo de prácticas de auditoria social en toda la estructura del Estado. Solo unidos y con conocimiento de causa, podremos avanzar un poco más.
La auditoria social, busca mejorar la gestión pública
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.