Don Jesús Castillo es el autor de una de las más bellas piezas escritas para Marimba: Fiesta de Pájaros. Escribió también para piano y orquesta: son extraordinarios sus poemas sinfónicos Tekum Umam y Bartizanic. Como escritor nos legó una obra de gran valor de investigación sobre la música Maya K´iché; y obras escénicas como K´iché Vinak, el Drama prehispánico Rabinal Achi en versión para ballet y una Danza del Ocaso. Dejó inconclusas dos Oberturas: una “en Sol” y “El Quetzal”.
Jesús Castillo, fue hijo de Gregorio Castillo y Brígida Monterroso. Nació en San Juan Ostuncalco el 9 de Septiembre de 1877 y falleció a los 68 años de edad el 22 de Abril de 1946. Así como fue de prolífico en diversas artes y amante de las ciencias, lo fue de modesto y hasta tímido, según relatan sus biógrafos.
Muy joven aún se involucró en la “Revolución de Occidente” de 1897 contra el régimen del Presidente José María Reina Barrios, por lo que tuvo que refugiarse por un largo tiempo en la finca La Providencia de San Martin Sacatepéquez. Esta experiencia de vida la permitió conocer en mayor profundidad la cultura Maya y sus tradiciones, mismas que luego traslado a la partitura en excelsas obras.
El gobierno francés le otorgó “Las Palmas Académicas”; y en Quetzaltenango lleva su nombre la Escuela de Música, así como una Avenida en la Zona 2 de la Ciudad, sobre la que se ubica una importante entidad educativa y el Centro Cultural Efraín Recinos. Frente al Teatro Municipal de la Ciudad de Quetzaltenango se encuentra un monumento con el busto del Maestro Jesús Castillo; exactamente en el lugar que diariamente recorría cuando se dirigía de su casa en la Avenida Barillas hacia su estudio situado en la Calle de San Nicolás. Fue un hombre sencillo, rutinario en su vida y amable con sus coterráneos.
A Jesús Castillo se le reconoce por ser quien “abrió” el camino para que varios compositores nacionales se inspiraran en la música vernácula. En palabras del experto René Augusto Flores: “Jesús Castillo fue el primero y hasta hoy el único que se dedicó a bucear en el ignoto pasado de nuestra prehistoria musical. Cazador de trinos, arqueólogo de sonidos, restaurador de escalas, a él debemos lo que hoy se conoce sobre el melos maya-quiché y las características fundamentales de la música indígena”.
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