La historia de Guatemala cuenta con 3 presidentes y 1 Jefe de Estado quetzaltecos; todos ellos han marcado de una o de otra forma la historia de nuestro país. El último quetzalteco que ocupó la Presidencia de la República fue el Coronel Jacobo Arbenz Guzmán. La figura de este personaje está íntimamente ligada al periodo revolucionario del 44 al 54, habiendo sido Presidente de la Republica de 1951 a 1954, año en que fue derrocado. Su labor presidencial sigue siendo polémica.
Jacobo Arbenz Guzmán nació en Quetzaltenango en 1913, hijo de un inmigrante suizo y Octavia Guzmán Caballeros, originaria de Totonicapán. El padre del joven Jacobo sufrió una larga enfermedad que consumió económicamente su negocio de farmacia; por tal razón, y por el temperamento introvertido y a la vez rebelde del joven Jacobo, sus padres decidieron inscribirlo en la Escuela Politécnica en el año 1932, en donde fue un estudiante distinguido. Su afición al boxeo y la equitación le permitieron hacer amistades fuera del entorno puramente militar, con lo que conoció a personajes como el ciudadano Jorge Toriello, miembro de la aristocracia chapina.
Para entender la figura del Coronel Arbenz debemos situarnos en contexto. En 1944 tras la dimisión del Presidente Jorge Ubico el poder fue entregado a un triunvirato dentro del que se encontraba el General Federico Ponce Vaides, quien luego fue elegido por la Asamblea como Presidente. El gobierno de Ponce debía ser de transición, estabilizar la cuestión social en el país mientras se convocaba a elecciones. La falta de experiencia del Presidente interino y la malquerencia provocada por su anterior relación con el defenestrado Jorge Ubico le hizo incapaz de lidiar con los retos que le presentaba el país; así fueron surgiendo dentro del ejército y en la sociedad civil movimientos que buscaban derrocar al régimen hasta lograrlo al poco de tiempo de su mandato.
Formando parte del movimiento revolucionario surgido en la época, dentro del Ejército destaca la figura de Jacobo Arbenz quien hasta entonces había ocupado el cargo de Comandante de la Compañía de Cadetes. El papel de aquel militar quetzalteco resultó clave para la Revolución de Octubre de 1944; es en torno a él y al también Coronel Javier Arana que se reúnen facciones de las Fuerzas Armadas y de la Sociedad Civil que se mostraban a favor del movimiento revolucionario. Tras el triunfo revolucionario los Coroneles Jacobo Arbenz, Francisco Javier Arana y el civil Jorge Toriello, tres de los actores más importantes de aquellos eventos de 1944, pasaron a formar la Junta Revolucionaria de Gobierno que debía cumplir una labor transicional para devolver la estabilidad al país.
Las elecciones organizadas por la junta de gobierno llevaron al poder al Doctor Juan José Arévalo quien era un académico de cierta ascendencia dentro de la sociedad guatemalteca. Al concluir el mandato del Doctor Juan José Arévalo Bermejo surgieron dos actores que buscaban el poder que tras haber sido aliados durante el periodo revolucionario, se convirtieron en los principales contendientes para suceder al Presidente Arévalo.
El candidato con mayor popularidad era sin duda el Coronel Javier Arana, pero su asesinato previo a las elecciones, asunto en el que hay evidencias de la participación del Coronel Jacobo Arbenz, terminó sus aspiraciones. Se argumenta aún hoy que ese hecho cruento cambió el destino de la Revolución iniciada en 1944, una revolución ciudadana, civil y unificadora de la sociedad. Sin embargo, al obtener el triunfo el Coronel Jacobo Arbenz Guzmán, importantes sectores de la sociedad le atribuyen la división política que a partir de aquel momento ha vivido la sociedad guatemalteca.
Tras conseguir ganar ampliamente las elecciones luego de un periodo electoral convulso y en el que la elección era aun de viva voz, y en la que el Ejército de Guatemala participó “organizándolas”, Arbenz Guzmán ganó arrolladoramente y asumió la Presidencia en un escenario de fuerte polarización política dentro del país, ya que incluso dentro del partido oficial había importantes fracturas. Los objetivos del nuevo gobierno fueron de carácter nacionalista: mejorar la economía nacional para así elevar el nivel de vida de los guatemaltecos. Aquellos objetivos se lograrían a través de cuatro proyectos específicos: la construcción de la carretera al Atlántico, la construcción de un puerto en el Caribe, la construcción de una hidroeléctrica y la distribución de la tierra. Sin duda este último proyecto es el más polémico por la forma en la que fue aplicada la llamada Reforma Agraria que afectó intereses de grandes terratenientes, entre ellos la compañía norteamericana United Fruit Co.
El final del gobierno del Coronel Jacobo Arbenz Guzmán es conocido; fue obligado a demitir (de manera humillante), y a partir de su renuncia el sistema político de Guatemala se vio afectado, dando pie al inicio de los movimientos guerrilleros de raigambre marxista que contabilizaron más de 36 años de muerte, destrucción y división en la sociedad.
El “soldado del pueblo” dejó, por tanto, una huella indiscutible. Para algunos positiva, y para otros negativa.