El criminal no necesita que le encierren, sino que le curen.
Antony de Mello, hizo el siguiente experimento, les dio hojas en blanco a las personas de una conferencia, pidiéndoles que escribieran ahí, cinco ocasiones de su vida en las que tuvieran conciencia de haber actuado por malicia, maldad pura. El resultado fue un montón de papeles en blanco. De seguro que si repitiéramos esto en una cárcel, el resultado sería, un montón de papeles en blanco.
Nadie obra por maldad. Todos nos equivocamos, y aunque la sociedad puede tachar esa conducta como perjudicial, se equivoca al juzgar a las personas como malas. Porque basados en nuestras circunstancias y percepción de la realidad, decidimos actuar de determinada manera.
Tony de Mello repetía, “No juzguéis a la gente como buena o como mala, más bien pensad que son egoístas, ambiciosas, estúpidas, inocentes se intachables”. También Dale Carnegie, decía que las personas son buenas o malas dependiendo de sus motivaciones.
Contaba la historia del asesino Dos Pistolas Crowley, quien acribilló a un policía que le pidió su licencia, mientras él estaba con su novia en el auto. Luego saltó del auto y con el revólver de la víctima le dio otro tiro en el cuerpo. Ya había asesinados a varias personas más y cuando la policía le había copado a tiros en un edificio, escribió en un papel manchado de sangre: “Tengo bajo la ropa un corazón fatigado, un corazón bueno, un corazón que a nadie haría daño”.
En esa misma época, Al Capone decía: “He pasado los mejores años de mi vida dando a los demás placeres ligeros, ayudándoles a pasar buenos ratos, y todo lo que recibo son insultos, la existencia de un hombre perseguido”
Jesús desde la cruz rogaba a su padre con: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Pablo, diría después: “Yo soy el peor de los pecadores, pero lo que hice, lo hice por ignorancia”. Y también decía: “Os matarán, creyendo que le hacen un favor a Dios”
Todos obramos de la mejor manera que sabemos hacerlo. Un terrorista que pone una bomba en un edificio, donde hay una guardería piensa que está haciendo el bien, tanto como el trabajador social que concluye una obra pública. Ambos tienen diferentes formas de pensar, uno destruye y el otro construye. Podemos condenar el acto de la bomba, pero no demos condenar a la persona. Duro con el pecado, suave con el pecador.
El verdadero perdón, es cuando nos damos cuenta que no hay nada que perdonar. El perdón no existe, porque la ofensa no existe. La ofensa no existe, porque la intención no existe. Hacer que alguien le pida perdón, es creer que si hay culpa y maldad pura,
La persona que actúa mal, lo hace por ignorancia, porque está ciega, como que estuviera dormida. Hay que cuidarse de las personad dormidas, pero no atacarlas, sino intentar despertarlas, curarlas.
Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “En esencia todos somos buenos, no actuamos mal por malicia, sino por ignorancia”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo