Hagan lo que ellos dicen, no hagan lo que ellos hacen.
Recientemente salió a la luz un video donde un líder religioso, de las altas esferas, besa a un niño en la boca, luego le pide que le chupe la lengua. Pero aquí nos preguntamos, no tanto lo que hace el líder, sino lo que hacemos nosotros, la población. Veamos al líder como el que representa a todos los grandes dirigentes del mundo histórico y al niño y como a los seguidores comunes a nivel mundial.
El niño pidió acercarse al líder para darle un abrazo con amor, pero luego del incidente muestra confusión, retraimiento. Obedece hasta cierto punto, en sacar también su lengua, pero pone la frente para no tocar la del líder. La gente presente aplaude y grita en aprobación.
Se aprueba el acto del líder porque se le tiene idealizado. Una idea de santo, que hace aprobar de antemano todos sus actos. Precisamente es nuestro error, idealizar a un ser humano, simple o gran ser humano. ¿O todos los humanos somos simples o todos somos grandes y santos? Todos llevamos al bien o al mal en nuestro interior, y depende de qué dejamos brotar. Todos somos santos, todos somos grandes, todos cometemos errores, conclusión personal.
Hemos creído que necesitamos a un salvador, un dirigente que maneje el rebaño ciego, que corrija los errores en el mundo, que haga justicia, pero por esta creencia, nos libramos de la responsabilidad de hacer algo. Es esa confianza malsana que nos volvemos vulnerables, inocentes, crédulos deslumbrados.
Si ponemos a un líder, o permitimos que llegue al poder, debemos en sociedad organizada realizarles auditorias, estar atentos a que su voluntad sea en beneficio de la población. Si nos descuidamos, como pobres inocentes, entonces permitimos que repitan las atrocidades históricas. Como este niño, pobres en conocimiento, en capacidad defensiva, en datos históricos. No debemos olvidar, ni dejar de estar atentos, ni confiar demasiado. Los más despiertos, debemos defender a los más inocentes, en el acto.
La obediencia también tiene su parte dañina. Someterse a autoridades, leyes o costumbres puede se constructivo, pero también puede ser destructivo. Enseñarles a nuestros niños a desobedecer, es formarles su criterio. Que aprendan a decir “No, ante lo me hace daño”, “No, ante lo que hace daño a los demás”. ¿Cuánto daño ha hecho el “sí señor”? ¿Cuántas atrocidades se han cometido bajo la excusa: “yo solo seguía órdenes”? Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “Asumir responsabilidad, es libertad”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo