Decía un amigo, Mauricio V., regresando de Perú, “vivimos como si fuéramos a tener una segunda oportunidad de vida”.
Muy cierta está la reflexión, otros podrían decir qué drama y un fin de cosas, pero lo acertado está en que solo una vida tenemos. A los guatemaltecos creo que lo que nos está matando es la falta de educación y “nos pela”. No hay mal que dure cien años dirían nuestras abuelitas, pero lo cierto es que se nos está acabando el tiempo. Estamos pagando la factura de gobiernos inútiles, pero, en situaciones como estas, donde existe inseguridad, corrupción y un sinfín de problemitas, te das cuenta que la vida es rápida y que no perdona a nadie. Que la vida se acaba cuando menos te lo esperas y que en una milésima de segundo todo puede cambiar.
Con los recientes acontecimientos políticos, y en general es algo que nos ocurre a diario en Guatemala, problemitas acumulados con el tiempo. Pero mucho de lo que nos ocurre es porque creemos que en cada elección política vendrá alguien mejor y simplemente es todo lo contrario. Lo cierto de esto es que no tenemos toda la vida, son más los problemas que se acumulan en cada gobierno, que sus posibles soluciones se quedan en el olvido. Está comprobado que en cada gobierno solo salen los nuevos “millonarios” y “grandes empresarios”.
“Sálvese quien pueda”, es la frase que mejor resume la conducta de los guatemaltecos frente a situaciones como esta, lo decía desde 2016. Ahora esa frase la usa Andrés Oppenheimer en su nuevo libro, pero con otro aspecto: “el futuro del trabajo en la era de la automatización”. Pero regresando al tema, les confieso que sigo siendo creyente de que “don Jimmy sigue sin soluciones”. Queda resaltar que solo tenemos una vida y nosotros somos los encargados de hacerla maravillosa, o todo lo contrario.
Leí una frase en las redes sociales, “tenemos dos vidas, la segunda comienza cuando nos damos cuenta de que solo tenemos una”. Me queda mencionar esta teoría que la podríamos denominar: “hipocresía democrática”. El tema es interesante porque siempre, todos quienes nos gobiernan son unos grandes inútiles y sinvergüenzas. Y existen medios de comunicación que reflejan eso durante sus mandatos. Veo mis escritos desde hace ya más de 10 años y sigo creyente de que una población digna no puede esperar de limosnas, sea internacional o sea cualquier forma. También aún existen guatemaltecos que somos capaces de trabajar honradamente.
Lo cierto es que en Guatemala no hay condiciones que estimulen el trabajo o negocios honrados y productivos, en tanto seguimos en una “hipócrita democracia”, donde existe más de todo, desde sobrepoblación, inseguridad y un sinfín de problemas. Lo cierto es que tenemos que resaltar al gran autor Julio Cortázar, que mencionaba, “siempre nos quejamos de todo y a la vez fingimos no darle importancia a nada, y después vivimos a diario con esperanzas, pero no sabemos ni qué esperar”.
Es triste que no logremos ni solucionar, ni mucho menos ponernos de acuerdo hasta para aprobar “el aborto”, como por ejemplo. El tema que por sí ya es algo ilógico: si aprobamos el aborto entonces aprobemos también la pena de muerte, ya que por sí sabemos el desmadre de delincuentes que están en las actuales cárceles nacionales. Me queda destacar que “solo vivimos una sola vez”, y como buen chapín me queda decir: un pueblo desinteresado, ignorante, conformista y egoísta, cómplice de los desmadres que ahora vivimos debido a que no elegimos a presidentes, sino a puros ladrones. Ya se nos está acabando el tiempo, las oportunidades y estamos cruzados de los brazos, a que esto algún día esto explote.
Les dejo la frase del Dr. Martin Luther King que dijo, «si un hombre está llamado a ser barrendero, debería barrer las calles como Migue Ángel pintaba o como Beethoven, componía o como Shakespeare escribía poesía. Debería barrer las calles tan bien que todos los habitantes del cielo y de la tierra se detuvieran para decir: Aquí vivió un gran barrendero que hizo bien su trabajo”.