Es evidente la existencia de una estrategia basada en la venganza del gobierno del Giammattei contra el pueblo guatemalteco. La destitución del Fiscal Juan Francisco Sandoval revelo las intenciones de los aliados del “pacto de corruptos” para contra atacar a todos aquellos que buscaron justicia en los últimos diez años. El escenario de la pandemia del COVID-19 es inmejorable. La protestas fueron disminuidas y hasta eliminadas, usando la mentira de un incremento de casos, por lo menos es lo que uno puede observar. En agosto y septiembre los casos llegaron a ser más de cinco mil diarios, ahora están llegando a menos de ochocientos, una disminución de más del 80%, sin que el gobierno implementara una sola medida de contingencia, nada, absolutamente nada hizo el gobierno, y los casos fueron a la baja. Ahora afirma el presidente que en la tercera semana de noviembre los casos otra vez se incrementaran, como resultado de las actividades familiares relacionadas al uno de noviembre, sin olvidar que la economía está abierta, los guatemaltecos viajan en buses, taxis y otros medios al trabajo, asistente a centros comerciales, los que por cierto, se mantienen abarrotados. No existe un confinamiento, debido a ello, resulta irónico culpar a las familias por los contagios.
A pesar de lo escrito anteriormente, de seguro los casos se incrementaran, el gobierno prepara modificaciones y un presupuesto a su medida, en cumplimiento del objetivo que ha guiado todas sus acciones, el que se resumen en el “saqueo de las arcas nacionales”. La forma de evitar manifestaciones, o que estas sean de poca afluencia, nuevamente será el miedo. Vean los medios de comunicación oficialistas, inicia la discusión sobre la pandemia, el miedo se posicionara en la prensa local.
En este contexto Giammattei continua pagando favores a los financistas de campaña, recuerden, fueron 16 años buscando la presidencia, o más, sin trabajar. Debe mucho y tiene que pagar. Por el contrario la propuesta de eliminar el impuesto a los combustibles, es lo único decente que puede hacer este gobierno, pero no quiere, y no lo hará. Primero porque esto implicaría cobrarle impuesto a los empresarios y no al consumidor. Segundo se comprobaría que el impuesto que pagan al fisco los grandes contribuyentes proviene de los montos percibidos o retenidos al consumidor, y no como lo presenta la Superintendencia de Administración Tributaria en los informes, afirma que más del 80% de lo recaudado proviene de esos grandes contribuyentes.
La otra forma gubernamental de atacar al pueblo es enviando a sus miles de efectivos policiales, ejército y ministerio público a reprimir aquellas poblaciones en resistencia, como el caso del Estor, en Izabal. Con el estúpido argumento de que hace falta presencia del Estado, y que, el crimen organizado gobierna estas comunidades.
Es tan evidente la incapacidad de gobernar del presidente y su gabinete. Ellos están seguros que, con violencia es la forma de combatir los problemas, como la pobreza, desigualdad, falta de agua, desnutrición, mortalidad infantil, desempleo, analfabetismo.
Sin empleo y sin opciones la población guatemalteca enfrenta otro ataque gubernamental, llamado indiferencia. Los precios de la canasta básica alimentaria sufrirán un aumento, real, entre un 30% y 40%. Por ejemplo el gas propano, necesario para la producción de pan y tortilla, presiona para que el precio suba un 25%. El transporte de alimentos va al alza, desde antes del incremento al precio de los combustibles, ya este se había duplicado. Las carnes, verduras, cereales, huevos han subido de precio, sin que al gobierno le importe mucho. Por el contrario, persigue a los que pasan la frontera para ir a comprar alimentos al sur del hermano país mexicano. Esta es otra alternativa, que jamás aplicara el gobierno, pero puede y está facultado para hacerlo, “liberar las fronteras con México”, para que ingresen alimentos a bajo precio.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.