La docencia es un ejercicio que realizan las personas que se dedican a la enseñanza y formación de los seres humanos. Para educar con excelencia, es urgente superar la docencia tradicional, para poder conducirla hacia la afectividad y efectividad,de tal manera que se lleve a cabo una transformación integral de los estudiantes en todos los niveles educativos. Son importantes los círculos de influencia de un educador, es decir, ha de influir en sí mismo, en los espacios educativos y en el mundo en general. Las aulas deben convertirse en espacios que generen climas afectivos sanos.
Aldana, C. en Docencia universitaria afectiva y efectiva(2012: p. 5) afirma que la palabra “docente” se deriva del latín “docere”que quiere decir: “enseñar”. “Docere” se origina de “dócil” que hace referencia al que “aprende fácil” o la facilidad de alguien para “hacer aprender”. “Docencia” es una palabra que comienza a utilizarse en 1884. Según lo antes mencionado, la docencia tiene que ver con el que educa en un aula. Pero nadie puede dar lo que no tiene. La primera dificultad a vencer por el propio educador es su propio ser. Si un educador no educa y no transforma su propia vida, no podrá influir en los discentes y, mucho menos en la sociedad.
El educador actual debe luchar contra la pobreza, el analfabetismo, la crisis de valores y la falta de justicia entre los seres humanos, no con armas, sino con los principios y valores permanentes de la educación. Kim Phuc, la mujer que mejor refleja el horror de la guerra en Vietnam decía:“la educación es la mejor arma del futuro”; es el mejor instrumento para solucionar los problemas del país. Es la mejor arma para influir en el pensar, sentir y actuar de los educandos.
Aldana, C. en Docencia universitaria afectiva y efectiva(2012: p. 23), dice que el mejor docente en el siglo XXI, no es aquel que domina el discurso de su profesión, ni alcanza maestrías o doctorados, si todo eso no contribuye o es parte de un proyecto de vida completo. Para ser docente en este siglo se requiere “disfrutar” y gozarse cada una de las clases, caso contrario, no es docente. El docente ha de tener salud física, emocional, espiritual y relaciones sociales plenas. Los docentes academicistas y tradicionalistas, ya no son necesarios.
La emoción y la razón, son la clave para una verdadera formación de los educandos. Algunos, aún continúan con paradigmas educativos oxidados como el “dictado” y la educación bancaria; otros docentes se convierten “dictadores”, porque sólo se dedican a “dictar”; y lo peor es que quieren que estos contenidos sean repetidos de memoria en las evaluaciones que hacen. La existencia de este tipo de docentes se debe a un desequilibrio interior, causado por posibles traumas en la historia del proceso de enseñanza-aprendizaje. Un buen docente debe reconciliarse con el pasado, y estar abierto a los cambios de este siglo.Vale la pena recordarles a los estudiantes que la calidad de un docente depende también de la calidad del alumno. Por lo que al inicio de este año 2019 valdría le pena ser más ordenados, responsables y disciplinados en sus estudios. Detrás de un buen docente siempre hay estudiantes extraordinarios.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.