Entre nostalgia, se entreteje una serie de ilusiones, aspiraciones y sueños. Estamos viviendo quizá, uno de los periodos mas difíciles de nuestra vida, como generación y como humanidad. Preocupa que no haya sido posible prever este momento con toda la tecnología, a lo mejor si fue previsible por los desarrolladores de software, incluso con años de anticipación se prepararon para este momento. Sorprendentemente la pandemia nos llevo a todos a un encierro en el hogar, el distanciamiento social, fue una de las estrategias para evitar mayores contagios, sin embargo existía ya instrumentos tecnológicos para realizar el trabajo en casa, lo que permitió que la economía se mantuviera, siendo esto lo mas importante para el gobierno y las elites económicas del país.
Como históricamente ha sucedido en Guatemala, la educación se relego a un cuarto o quinto plano. Las escuelas publicas y privadas cerraron sus instalaciones. Las universidades también lo hicieron. Ante el temor a morir, podríamos, según algunos, dejar de aprender y de enseñar, era mejor perder un año que la vida. Los maestros, muchos de ellos con profundo dolor se encerraron y se trasladaron a enseñar en un contexto desconocido para la mayoría. Los profesores de hoy no son nativos digitales, especialmente los universitarios. Los sociólogos los han clasificado como baby boomers, generación X y Y, lo cierto es que, son profesores nacidos el siglo pasado, enseñando a jóvenes del nuevo siglo, muchos de ellos nacidos de los años 90 en adelante. En los niveles pre primario, primario, secundario y diversificado, son estudiantes nativos digitales, lo que complica por mucho la comunicación entre profesor y estudiante, a pesar de ello, en su mayoría, los maestros aceptaron el reto, debieron aprender una nueva forma de cumplir sus metas y objetivos académicos, y lo maravilloso de esto fue que aprendieron. Cada uno desde su trinchera desarrollo estrategias para llegar a los aprendientes o estudiantes, con el conocimiento, avanzamos, de eso estoy seguro. Pues ya no es lo mismo la educación hoy, en el 2021, de lo que era a inicios del 2020, pero sobre todo, jamás volverá a serlo.
Cada maestro dio vida a las palabras de Paulo Freire, que me permito citar: “enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su producción o su construcción. Quien enseña aprende al enseñar y quien enseña aprende a aprender”.
Fueron muchos los retos, las vicisitudes y los obstáculos que cada uno de los maestros supero, pero jamás desistieron. Diferentes contextos, para algunos, especialmente para el maestro del área rural, mucho más complicado, pues ni él y mucho menos sus estudiantes tenían los instrumentos tecnológicos. Sin computadora, sin internet, en la mayoría de casos nunca claudicaron en ese deseo de enseñar.
Sirvan mis palabras como un reconocimiento a todos los maestros, en todos los niveles, desde el pre escolar, hasta los post doctoral, que hicieron el esfuerzo de enseñar y aprender, seguramente, mas aprender que enseñar, lo que si estoy seguro es que muchos de ellos, con sus propios recursos, sin el apoyo del gobierno y de sus establecimientos lograron el propósito de transformar la vida de sus estudiantes.
Para finalizar cito nuevamente a Paulo Freire: “Aprender es para nosotros, construir, reconstruir, constatar para cambiar, y que nada se hace sin apertura en el riesgo y en la aventura del espíritu”
Gracias a todos los maestros que con esfuerzo y dedicación cumplieron con esa vocación de servicio a la humanidad.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.