Se acerca el día internacional de la mujer, y es oportuno reflexionar sobre circunstancias de la vida cotidiana que demuestran que aún falta mucho para lograr la igualdad de género, especialmente en países como el nuestro en donde el machismo es heredado de generación en generación, como ejemplo tomaré el caso de 3 mujeres a quienes les cambié el nombre para proteger su identidad.
La primera es Martha, tiene 35 años, divorciada, madre de dos hijos, quienes quedan al cuidado de su exsuegra mientras ella trabaja como cajera en un supermercado, por el cumpleaños de su hijo hizo una cena e invitó a algunos amigos y a los abuelos paternos y maternos, frente a toda la familia su exsuegro le dijo que pobrecitos sus hijos porque el arroz que Martha les había cocinado estaba horrible, al terminar la cena, su madre le dijo que la entendía y la apoyaba, pero, que mejor se callara y no dijera nada para evitar problemas.
El segundo ejemplo, es Sofía, profesional universitaria que trabaja 8 horas en una dependencia del Estado, con su sueldo ayuda en los gastos de la casa, su esposo tiene un horario laboral igual pero en una empresa privada, ambos regresan a casa a las 6 de la tarde, el esposo llega a ver la televisión, leer el periódico o toma una siesta, Sofía llega a preparar la cena, adelantar el almuerzo del otro día, supervisar las tareas de los niños, preparar uniformes, lavar la ropa y alimentar a la mascota entre otras cosas, sin embargo cuando las calificaciones de sus hijos son bajas, el esposo la culpa ya que no les ha puesto la suficiente atención para que sean estudiantes excelentes.
Y el último ejemplo es Liliana, ama de casa y madre dedicada a sus 3 hijos de de 2, 5 y 8 años de edad, tiene la casa limpia, comida a tiempo, lleva y trae a los niños del colegio y a clases de música y deporte, y, en su escaso tiempo libre hace manualidades para venderlas, sin embargo en reuniones que el esposo tiene con amigos, siempre comenta que está juntando dinero para ponerle un negocio a Liliana porque no hace nada y que ella debe de colaborar con algo en los gastos de la casa porque solo él sostiene ese hogar.
Aclaro, que no soy feminista, por el contrario pienso que hay que defender la vida a toda costa, pero, no se puede esconder la desigualdad entre hombres y mujeres y los roles que la sociedad les ha dado, solo cité ejemplos, pero, son muchos los casos en que se desvaloriza el aporte que las mujeres dan a la sociedad y a las familias, estoy segura de que muchas de ellas pensarían dos veces en casarse, si su esposo les hubiera dicho: te casas conmigo? Para lavar mi ropa, limpiar la casa, cocinar, y criar unos hijos excelentes. Por eso deseo feliz día a todas aquellas mujeres que diariamente engrandecen a la sociedad cuidando de sus hijos, esposos y del hogar, también a las que trabajan en empresas e instituciones y a las muchas otras que generan ingresos por sí mismas, todas son importantes.