Durante el mes de diciembre aumenta uno de los flagelos que más daño hace a las familias guatemaltecas, me refiero a las extorsiones. Las maras, o grupos que dicen pertenecer a estas, utilizan el miedo, implementado por el gobierno, la zozobra que viven millones de ciudadanos, inseguros, sin protección civil, prácticamente en manos de las mafias, para obtener dinero.
El sistema capitalista, basado en la acumulación de riqueza, el individualismo, el egocentrismo, favorece para que los grupos delincuenciales subsistan sin mayor problema, su mejor alimento es la desigualdad, incluso en los años de una débil democracia guatemalteca, de 1986 a 2021, se entrelazan con los miembros del gobierno, conviven con políticos, empresarios, jueces, magistrados, ministros, diputados, son parte de, se suman a los intereses con un solo objetivo, reproducir un sistema obsoleto, carcomido por el odio y la avaricia.
Incluso muchos analistas se atreven a denominar a esto como una industria. Revisando las notas de prensa se puede leer “Crece la Industria de la Extorsiones”, en el periódico digital “Eltiempo.com”. Un impuesto más, para, en la mayoría de casos medianos y pequeños empresarios, ganaderos, artesanos, agricultores, sufren de varias formas este mal, primero en los psicológico, luego en lo económico, en el peor de los casos, la muerte de un familiar o un amigo.
El 11 de noviembre de 2017, el periódico “Prensa Libre” título una nota de prensa así: “Extorsiones cuestan Q220 millones al año”, ¿a quién?, no hay duda a los ciudadanos, que diariamente se levantan, quizás, desde las tres de la mañana y se duermen a las veintitrés horas, para obtener los ingresos mínimos que permitan a ellos y a sus familias una vida digna. Finalmente es un gran negocio.
¿Cómo se relaciona la corrupción con las extorsiones?, existe una intima correlación entre ambos fenómenos, a mayor corrupción mayores extorsiones, muchos de millones van a parar a funcionarios públicos. Lo cierto es que, la corrupción es la causa de las extorsiones. Explico esto, los investigadores policiales, saben perfectamente que la llamadas telefónicas, con las que se amedrenta a las víctimas viene de los centros carcelarios. Los reos están bajo la responsabilidad del Ministerio de Gobernación, por esto, el primer responsable es el Ministro. Luego, sabiendo desde hace décadas el origen del problema, al parecer, a nadie le interesa buscar una solución, Diputados, Magistrados, y el Presidente, cierran los ojos, por dos posibles razones, una, reciben su parte, dos, los hechos favorecen al sistema, nuevamente el miedo. Si la cabeza del gobierno esta mal, pues el resto del cuerpo también, incluimos entonces a los directores de los centros penitenciarios, guardias, policías en todos los niveles.
Al final en el negocio una tajada es para las empresas de telefonía. Varios expertos en materia de seguridad recomiendan bloquear la señal en las cárceles, sin embargo nunca se ha hecho, al parecer, sí existe bloqueo el negocio para ellos se acaba. En los alrededores de la granja de rehabilitación Cantel, efectivamente no entran, tampoco salen llamadas de los celulares, pero en el interior el efecto no es el mismo, los investigadores policiales afirman que desde allí, como de otras cárceles salen estas llamadas, creo que Tigo y Claro deben explicar esto.
Otra vez la corrupción, los tres poderes del Estado, (Legislativo, Judicial y Ejecutivo) deben explicar: ¿por qué no se construyen cárceles de máxima seguridad en el país, lejos de los centros urbanos? ¿por qué el gobierno no presiona a las empresas de telefonía para el bloqueo y control de los celulares en los centros de detención? ¿por qué los jueces dejan libres a los extorsionistas, dañando seriamente la moral de los pocos agentes de la policía que aún hacen bien su trabajo?, son muchas las preguntas sin respuesta, de momento son más los muertos, y miles las personas afectadas física y psicológicamente.
Los guatemaltecos tiene la solución en sus manos, el voto consiente, es en estos momentos la única solución. No vote por los mismos corruptos de siempre, aunque le ofrezcan trabajo.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.