En la Estadística existe un concepto llamado promedio, que significa agrupar en un número los diferentes resultados de un grupo seleccionado. Quiere decir que un mal número puede llegar a ser un número mejor tomando esta medida como base. Igualmente, un buen número puede disminuir su calidad por el solo hecho de ponerlo en un promedio. Así suele suceder con el “espíritu” de un grupo de personas, son promediadas en su actitud porque la actitud es contagiosa. Pero hay personas que tienen un ESPIRITU DIFERENTE. Personas que no les gusta ser acomodadas en un promedio, sino que resaltan haciendo la diferencia.
Aunque parezca increíble, Dios fija su mirada en las personas que tienen un espíritu diferente. En cierta forma Dios “desprecia” los perezosos, los orgullosos. Al contrario, premia al diligente en su trabajo. Sin embargo, hay una historia de una persona que se lleva los aplausos por ser alguien en quien Dios vio un ESPIRITU DIFERENTE. Se llama CALEB. Fue uno de los doce espías que fueron enviados por Moisés a realizar un reconocimiento de la tierra que les daría en heredad, lo que hoy se conoce como Israel. Números 14:24 “Pero mi siervo Caleb, por cuanto hubo en `l otro espíritu y decidió ir en pos de mí, yo lo meteré en la tierra donde entró (espió) y su descendencia la tendrá en posesión” Caleb significa temerario; persona atrevida; que no tiene miedo a nadie ni a nada.
Ahora bien, en nuestro contexto actual: De quien podemos decir que tiene un espíritu diferente? Aquel que es objeto de críticas. Todo el que intenta o hace algo será criticado. El rey Salomón dice que el buen trabajo despierta la envidia de las personas. Son personas que hablan diferente. Sus palabras no están llenas de queja, crítica sino más bien de gratitud y de estímulo hacia otras personas. Nunca dicen: “no sé qué hacer”, “es demasiado esfuerzo”, “y si lo pierdo todo?”, “y si me dice que no?”, etc. Al contrario, su vocabulario está lleno de “lo haré”, “puedo hacerlo”, “no sé cómo hacerlo, pero aprenderé”, etc. Debemos recordar que el poder de la vida y de la muerte está en la lengua.
Este tipo de personas tienen un impacto a su alrededor. Tienen pensamientos de bien hacia otros. Todo lo que hacen es para mejorar su entorno. Y justamente son criticados por los “expertos” que nunca han logrado cambiar ni siquiera su propio entorno. No hay nada peor que un egoísta. Son optimistas. Caleb siempre creyó que entraría a la tierra y que la poseería como su heredad. La promesa le fue hecha a los cuarenta años. Llegó a los ochenta y cinco y seguía con la misma fe y fuerza. Son proactivos. No se quedan de brazos cruzados. Siempre se adelantan a nuevos proyectos incluso antes de que sea necesario implementarlos.
Los beneficios de Caleb fueron disfrutar la tierra de su heredad, haciendo además que esa bendición se extendiera hacia sus futuras generaciones. Necesitamos, empresarios, profesionales, empleados, colaboradores, carpinteros, sastres, mecánicos, albañiles, médicos, ingenieros, empleados públicos, sindicalistas, etc., con un espíritu diferente. Solo así podremos transformar nuestra nación. Japón se levantó de dos bombas atómicas que destruyeron dos ciudades, convirtiéndose después en potencia mundial económica. Nuestros países necesitan dejar el papel de víctima y convertirse en protagonistas de su propia historia
Cardiólogo - Coach/Conferencista coachedwinibarra@gmail.com