El infierno está vacío todos los demonios están aquí en Guatemala. Esto de tener mala imagen en el extranjero no es nada nuevo siempre insisto que estamos mal y seguimos en ese proceso de andar Guate peor , así dicen ahora que esto será el nuevo slogan para el bicentenario del país que tenemos, lo cierto es que aquí no hay extrema izquierda, ni extrema derecha, aquí lo que hay es extrema pobreza, ignorancia y extrema corrupción. Cualquiera centavo gastado en celebrar el bicentenario en anuncios y fiestas es desperdicio cuando las necesidades en salud, educación y seguridad son evidentes. El ministerio publico por ejemplo dejó de investigar estructuras criminales, porque se convirtió en una.
Queda claro que el primer acto de corrupción de un funcionario es aceptar un cargo en el que no esta preparado. Es horrible vivir en Guatemala cuando se registra 11 embarazos diarios entre niñas de 10 a 14 años y una decena cada hora entre adolescentes de 15 a 19 años y el país quiere seguir siendo Pro vida. No les interesa su nivel, ni calidad de vida y ni hablemos de las mujeres que tienen que parir y obligarlas a ser madres. Hay un terrible olor a muerte en el ambiente y no es el aliento del político asqueroso y volvemos a caer en lo mismo de siempre que aburrido estar en un país que les pela la estaca todo. Estas situaciones no son nuevas, y es no es lo realmente preocupante. Deberíamos de exigir cambios, urge dejar de vivir en el país de la indiferencia.
La clave de libertad es educar a la ciudadanía, el secreto de la tiranía es mantenerla ignorante. Seamos amables porque casi nadie la está pasando bien. Esta pandemia va para largo y espero que estos cuatro meses que todo va a estar bien. Estas palabras me las repito una y otra vez como una especie de plegaria, reconociendo y aceptando que soy humano, que cometemos errores, que a veces caigo y no tengo deseos de levantarme, que hay días en donde no quiero saber del mundo y que el mundo no sepa de mí, pero también me repito que voy a salir victorioso de todo lo que me proponga, porque no queda de otra, sé que lo hago de corazón y con todo el cariño que hay en mí.
Hago a veces lo que se pueda, y es cierto, aunque a veces haya tomado las peores decisiones. La persona que soy hoy no es la misma de ayer, ni es la que será mañana. No nos condenemos por uno no por mil errores. Estamos aprendiendo siempre. Pero ya no nos queda mucho tiempo es una bomba de tiempo al final cada uno es responsable de sus propios actos y de la forma en que decide conducirse en su vida. No se hace un país diferente con gente indiferente.