“Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder (…) Continúa existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como fuente y reserva del petróleo y el hierro, el cobre y la carne, las frutas y el café, las materias primas y los alimentos con destino a los países ricos que ganan, consumiéndolos, mucho más de lo que América Latina gana produciéndolos” Eduardo Galeano.
Entre capitalismo y socialismo, la libertad y paz de América parece ser un muerto que descansa eternamente y que posiblemente no tenga esperanza de resurrección.
América tan bendita, y parece que esa es la cruz que determina su propia desgracia entre hambre, desigualdad y analfabetismo. Redes sociales, medios de comunicación y personas viviendo en una psicosis social que se hunde en el miedo y la desesperación, donde la verdad no parece ser neutral sino que se mueve entre las corrientes de derecha e izquierda, generando una confusión y división entre los habitantes de la bendita América; mirando hacia el sur, donde aquel país que solía ser modelo en educación y próspero neoliberal finalmente colapsó, donde los líderes de izquierda se obsesionaron con sus ideales, aferrándose de forma enfermiza al poder, donde una América Central no determina finalmente un sistema más justo y de oportunidades para sus habitantes, porque el juego de poderes se convirtió en un adolescente que no sabe lidiar de las peticiones de mamá y papá, porque cada una de ellas es demasiado agobiante.
Pensamos y pensamos, creemos que vemos soluciones, escuchamos opiniones, pero lo único que sabemos y confirmamos, es que cada vez la palabra caos se asemeja a humanidad americana.
Podemos ver que la imposición de modelos y sistemas al final se viene derrumbando en contra de su propia, gente como El Cambray del 2015; al final, niños, adultos y ancianos no parecen ser merecedores de dignidad, parece que los valores se esfumaron o murieron con aquel muerto que descansa eternamente asesinados por la corrupción y manipulación de verdades que cumplen bien su misión de hundir más al ser humano en aquel abismo interminable, estar por debajo y a la par de la potencia mundial es un precio infinito que nunca terminará de endeudarnos cada vez más, donde las ganancias que salen a costillas de nuestras naciones regresan después con nombres de instituciones que solamente nos hunden más, porque no hay intención de que estas “repúblicas” sean libres y soberanas (que bellas palabras).
El silencio se apodera de nuestras respuestas, las palabras se ordenan para querer ser escuchadas y la indiferencia, la anestesia que todo lo aguanta.
Otro artículo más podría decirse, pero decir la verdad no es algo que se digiera bien, mucho menos hablar de política y economía, porque son temas que la etiqueta recomienda no hablar según las “normas”, hay pasiones que el ser humano comparte y todas son válidas, yo por eso, en este caso, te presento estas porque son muy mías y porque las escribe una americana muy viva también.
Odilia Paola Lima Juárez
Docente de educación básica