La Semana Santa es un tiempo para consentirse. Puede consentirse haciendo ejercicio, leyendo un libro de su interés, visitando a amigos y familiares. Su cuerpo es sagrado y debe cuidarlo; porque si no lo hace usted, ¿quién lo hará? Descansar es cambiar de actividades, no es “no hacer nada” y levantarse hasta mediodía. A Dios lo puede consentir a través de la oración y de un cambio de mentalidad.
Es una semana para “santificarse”, para hacer obras que le conduzcan a Dios. Dios es un Ser necesario en su vida, no importa la creencia que practique, lo que importa es que se comunique con Él. El mundo necesita a Dios, porque la maldad está a la orden del día. ¿Cómo se manifiesta el mal en la sociedad actual? Cuando usted deja su carro estacionado y al regresar lo encuentra abierto, sin batería y sin radio; cuando una persona con un poquito de poder le dice: “le arreglo su problema, pero le sale en tanto”; o bien cuando le dicen: “le consigo una plaza, pero tiene que darme esta cantidad de dinero”. El mal se manifiesta a través de críticas destructivas e injustas. Hay tantos ejemplos de cómo el mal se manifiesta. El mal existe en el mundo, porque se quiere vivir al margen de Dios.
Entonces, ¿Cómo encontrar a Dios en medio de tanta maldad? ¿Cómo ser santos en medio de tanta mediocridad? El primer requisito para ser santos es reconocer que se es pecador y que no siempre se hace lo que Dios quiere. Para ser santos hay que hacer todos los días “lo que Dios quiere”. Pero como normalmente se hace “lo que uno quiere”, entonces, ahí están las consecuencias.
Si hiciéramos lo que Dios quiere, no se dejarían niños en basureros. Si hiciéramos lo que Dios quiere, no se asesinarían a niños no nacidos. Si hiciéramos lo que Dios quiere no se dejaría tanta basura en las calles, sino que se pondría en los lugares indicados. Si hiciéramos lo que Dios quiere no habría mujeres víctimas de violencia física, económica y sexual. Si hiciéramos lo que Dios quiere no se construirían muros sino puentes entre las naciones. Si hiciéramos lo que Dios quiere no existiría la trata de personas. Si hiciéramos lo que Dios quiere no existiría la prostitución. Si hiciéramos lo que Dios quiere, no se actuaría farisaica e hipócritamente con los demás.
Si hiciéramos lo que Dios quiere, no se dejaría sin trabajo a los colaboradores (empleados) cuando a los patronos se les ocurra. Si hiciéramos lo que Dios quiere no se levantarían falsos testimonios de los demás. Si hiciéramos lo que Dios quiere no nos dejaríamos manipular por cualquier ideología. Si hiciéramos lo que Dios quiere, no habría tanta corrupción en nuestro país. Si hiciéramos lo que Dios quiere viviríamos en paz y fuéramos felices. Entonces, “aprenda a ser quien es. Aprenda a renunciar a todo aquello que no es”, (Henri Frederic).
Que estos días de descanso le ayuden a estar más tiempo con los hijos, la pareja y con los amigos. No es un tiempo para encerrarse y vestirse mal. Es un tiempo para descubrir cuánto Dios le ama. Que los problemas no sean un estorbo en su camino hacia Dios. Ámelos. El sufrimiento es el boleto directo para llegar a la resurrección. Para resucitar hay que morir, es decir, cuánto más pronto elimine de su vida sus malas acciones, mejor disfrutará los pequeños detalles de la vida. Disfrute y pásela bien.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.