En esta oportunidad nuevamente quiero referirme a la Ruta Nacional que comunica a la cabecera departamental de Totonicapán —Cuatro Caminos, San Cristóbal Totonicapán, a Totonicapán—.
Desde noviembre del año pasado —2017— la empresa Aspetro viene realizando la recuperación del asfalto en ese tramo, sin embargo, la lentitud y mala calidad del trabajo ha ocasionado accidentes viales y peatonales, se han perdido muchas vidas, no hay señalización clara y oportuna donde indique que la carretera está en reparación; en cualquier país medianamente civilizado esto no ocurriría.
Nuevamente alzo mi voz, indicando que la empresa constructora Aspetro no está cumpliendo con las cláusulas del contrato firmado, toda vez que el espesor o grosor del asfalto y los materiales que se usaron no son congruentes con lo que indica dicho documento; el Micivi, municipalidades de San Cristóbal Totonicapán y Totonicapán —cabecera— están cayendo en omisión de denuncia, porque ellos ya tienen conocimiento del problema y no se han pronunciado al respecto, incluso, nuestra ancestral autoridad comunal 48 Cantones.
Es una lástima grande que Totonicapán no cuente con gobernador, el que tenemos, no existe; imagínese señor lector, cuatro meses después de iniciado el trabajo de recuperación de asfalto, el “gobernador” no contaba con copia del contrato de dicho trabajo. ¿Cómo va a defender los intereses de sus “gobernados” si no tiene conocimiento de los aspectos mínimos del trabajo que se está realizando? Sin embargo, según el portal de Guatecompras, la Gobernación Departamental de Totonicapán adquirió un vehículo tipo camioneta, modelo 2018, valorado en Q 323,000.00, muy a pesar de que dicha institución ya contaba con cinco vehículos, qué desastre de autoridad el que tenemos; les dejo el enlace para mayor información:
Como consecuencia del vacío de autoridad, tanto departamental como municipal, los vecinos han tomado, sí, han tomado literal y físicamente la carretera, incluso ahora ya tomaron la ribera del río Samalá. Las construcciones a lo largo de los 13 kilómetros que hay entre Cuatro Caminos a Totonicapán —cabecera—, están a escasos dos metros de la cinta asfáltica, reitero, vemos tiendas, autohoteles, venta de vehículos, cantinas, car wash, instalados ahí; incluso, el mismo edificio de la Gobernación Departamental fue construido irrespetando la norma vial, dicho sea de paso, hay una norma vial internacional que debe ser observada, sin embargo, para los propietarios de estos inmuebles, les importa un bledo, un pepino y siguen construyendo donde se les antoje, toda vez que no hay autoridad, y si la hay, la autoridad jamás ha sido competente.
Es una vergüenza lo que está sucediendo con el río Samalá y su ribera, allá por la década de los años sesenta y setenta, uno se daba el lujo de zambullirse en sus aguas sin temor a contaminarse, hoy lo convertimos en aguas negras. Hay más de un centenar de viviendas construidas y otras que se están construyendo sin el asesoramiento mínimo de profesionales de la materia —ingeniero civil, medio ambientalistas, etc.— y lo peor del caso, sin la autorización expresa de la comisión de medio ambiente o urbanismo de la municipalidad de Totonicapán, menos del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales. Un funcionario de la Municipalidad indicó que ellos no pueden hacer nada, porque es asunto de las alcaldías comunitarias, entonces, para qué existen las comisiones, o acaso es solo para cobrar dietas. Los propietarios de esas construcciones se adueñaron totalmente de la ribera, construyeron muros de contención literalmente dentro del río, tarde o temprano el río reclamará su vertiente, y entonces se lamentarán de su ignorancia e insensatez, pero será demasiado tarde.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.