Hace unos días fueron llamados a la presencia del Creador dos grandes Quetzaltecos, cada uno en distinta fecha, con su historia y legado; para honrar su memoria respetuosamente, les dedico éstas líneas.
Conocí a Rigoberto Quemé Jr., hace muchos años, en la rama de jóvenes del comité cívico Xel-Ju, llamado “Jóvenes por Xela”, que él y su primo Pablo Sum con otros jóvenes hombres y mujeres dirigían, con el único ideal de apoyar al comité cívico a ganar la alcaldía.
Fue una persona alegre, sencilla, de corazón noble que trataba a todos por igual, no discriminaba ni hacia diferencias, desde entonces le gustaba ya el diseño gráfico, se proponía retos grandes, por ejemplo, en Quetzaltenango el comité financiaba sus actividades con contribuciones de los simpatizantes, y habían limitaciones económicas para hacer una encuesta de intención de voto, entonces, se le ocurrió que mediríamos el grado de aceptación pidiendo permiso de colocar banderas en cada una de las viviendas, y se uniformaron la mayoría de casas con banderas color fucsia.
Otro reto fue realizar la caravana más grande que a la fecha no ha superado ningún candidato a alcalde; otro más, desafiar a la dirigencia del comité que había decidido que ante cualquier resultado, nadie iría al parque ni a la municipalidad porque el rival más fuerte era conflictivo; en la euforia de saber que el comité había ganado, los jóvenes corrieron al parque central como si se hubiera ganado el mundial de futbol y todos los simpatizantes terminaron celebrando en el parque. Así era Rigo, líder nato, promotor de esa camaradería, complicidad y amistad que perduró entre los integrantes por muchos años hasta la fecha; amoroso con su esposa y amigo de sus hijos, hombre de su casa que manifestaba un profundo amor y admiración por sus padres, inculcando esos valores a su familia, fiel aficionado del Xelajú MC.
A Luis Cortez, lo conocí por actividades gremiales en las que coincidimos, fue una persona trabajadora, carismática, alegre, agradecido con las personas que le tendieron la mano, conformó el grupo de auditores honestos que descubrieron y denunciaron (aún en contra de sus superiores) las anomalías cometidas por funcionarios y empleados que dirigían la municipalidad de Quetzaltenango en 2014; después decidió tomar un cargo administrativo y dejar la fiscalización.
Identificado con sus raíces, formó parte de una agrupación cultural que participó en la elección de Umial Tinimit Re Xelajuj Noj, ahí daba sus ideas para que las candidatas transmitieran en sus discursos mensajes de equidad de género, derechos humanos y derechos de los pueblos indígenas. Cuando hablaba, manifestaba un profundo respeto y amor por su mamá; cuidó durante mucho tiempo de sus hermanos pequeños y se sentía orgulloso de sus sobrinos, también disfrutaba de bailar son al ritmo de marimba y vivía enamorado de su esposa y de su hija a quien consideraba la niña de sus ojos.
Dios tiene sus designios, no pudimos despedirlos ni acompañarlos a su última morada, mis más sentidas condolencias a la familia de cada uno, brille para ellos la luz perpetua, que su camino sea blanco y con olor a incienso.