Como todos sabemos, el tiempo nunca se detiene, es inexorable, en ese orden de ideas estamos a tan solo quince días para desprender del calendario 2021, su última hoja –diciembre-. Para los que están leyendo estas líneas de mi columna de opinión, y especialmente para mí, quien está escribiendo, es una gran bendición el poder hacerlo, no es que ambos –lectores y escritor-, seamos muy buenos, preparados, inteligentes, etc., y que hayamos casi pasado la pandemia COVID 19, no, no es eso, es por la obra y gracia del Ser Supremo.
Pienso y reflexiono; todo ser humano con meridiana objetividad, con deseos, con anhelos, con esperanza, con metas, con sueños, etc., espera con ansías un nuevo amanecer, los primeros rayos del sol, para hacer –en lo posible- cumplir esos deseos u objetivos trazados, esto es sin ninguna duda el pensamiento del 99.99% de la gente, especialmente la gente guatemalteca, la gente del área rural del país. Lamentablemente, hay un bajísimo porcentaje de gente malvada, sin escrúpulos, sin un norte o si lo tienen, no es precisamente para beneficio colectivo sino personal. Se han escrito hojas y hojas, libros y más libros sobre estudios y sus conclusiones sobre la situación socio-económica del guatemalteco, es decir, ese alto número de gente que no cuenta con las condiciones mínimas para vivir, contra ese bajísimo número de personas que lo tienen todo y hasta les sobra para vivir. Traigo esto a colación porque, los desmanes –tráfico de influencias, robo, corrupción, etc.- de los gobiernos se están eternizando, no hay manera de avanzar para lograr algo positivo, algo que ayude a los más desposeídos, no se ve ninguna señal, al final del túnel.
Han transcurrido siete días del fatal accidente en Chiapas, donde un tráiler llevaba más de un centenar de hermanos guatemaltecos hacia los Estados Unidos, sin embargo, sus sueños fueron cortados de tajo. Aún no se sabe con certeza el número de fallecidos, pero lo que sí es seguro, es que son más de medio centenar de muertos. Como ciudadano de a pie, da lástima, da coraje, da rabia, la impotencia de no poder hacer casi nada contra los verdaderos culpables de este accidente –gobierno corrupto, algunos malísimos empresarios, muchos diputados sin vergüenza, otro tanate de jueces al servicio de la corrupción-, ellos son los verdaderos culpables de esta situación insostenible.
Que los coyotes, policías mexicanos y otros tantos son culpables, por supuesto que sí, pero, este fenómeno –migración- se da precisamente por los desmanes del gobierno. Han creado fuentes de trabajo, pero solo para los allegados al partido de turno, no hay condiciones mínimas para que empresas extranjeras vengan a invertir a este país, las que han venido a Centro América toda la vida prefieren a Costa Rica, porque hay de alguna manera certeza jurídica, la infraestructura vial es mejor que la nuestra, entre otras condiciones para invertir con éxito.
En Quetzaltenango –segunda ciudad en importancia- el presidente Giammattei aún sigue representado por un gobernador inepto, analfabeta en temas de seguridad. El homicidio ha sido el talón de Aquiles para los quetzaltecos, en los primeros ocho meses del 2021 la tasa subió un 18% respecto al mismo período de tiempo del año 2020. Fue histórico aquella balacera del 25 de octubre en la zona 2, donde fallecieron 4 personas, si no mal recuerdo, no se había dado una situación de esa magnitud.
Ayer –miércoles-, el joven totonicapense de tan solo 14 años -Aldo Felipe Tzul García-, murió baleado cuando trabajaba como ayudante de un bus extraurbano que cubría la ruta entre Totonicapán y Quetzaltenango, es inaudito lo que está sucediendo y las “autoridades” como que nada, no quiero ser pesimista, pero, en ese sentido, bajo las directrices del actual gobernador, Quetzaltenango va rumbo al despeñadero en materia de seguridad.
Le recuerdo al gobernador que le eche una leída a los numerales 6, 7 y 8 del artículo 47 de La Ley del Organismo Ejecutivo, también le recuerdo que, Tzul García es paisano suyo, haga algo en memoria de él, si no puede ¡RENUNCIE!
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.