La mayoría de nosotros ha escuchado alguna vez en su vida la famosa frase “cada cabeza es un mundo”; pues bien, no podría estar más de acuerdo con la misma. Desde nuestro particular punto de vista, vivimos opinando respecto a muchos temas, los cuales suelen ir desde una simple perspectiva deportiva, cultural y social, hasta temas de interés nacional. A nuestro parecer y en algunas ocasiones a nuestra conveniencia solemos opinar y creernos dueños de la verdad; sin embargo, la realidad es que, desde la perspectiva de cada persona, cada uno tiene su propia forma de ver y entender el mundo. El hecho que las personas pensemos diferente no debería ser motivo para volvernos enemigas, basta con tan solo respetar nuestras diferentes formas de pensar; aunque no estemos de acuerdo, para que podamos vivir en paz.
Como hermanos guatemaltecos vivimos en constantes conflictos sociales por no aprender a respetar que todos pensamos de forma diferente, situación que nos ha llevado a que vivamos juntos en un mismo territorio, pero aún no hayamos aprendido a convivir. Hemos caído tan bajo, que heredamos conflictos y resentimientos añejos a nuestras nuevas generaciones sin que muchas veces éstas logren entender de forma lógica las causas que ocasionaron inicialmente el conflicto; pero, que se siguen y seguirán heredando de generación en generación, hasta que alguien le ponga un alto y les enseñe el valor social que tiene el respeto en la vida.
En la diversidad de criterios se construye la democracia y en el respeto de las ideas ajenas; por absurdas que nos parezcan, se fomenta una cultura de paz con baja conflictividad social. Ya lo dijo hace muchos años el célebre hermano mexicano Benito Juárez “Entre los individuos, como entre las Naciones; el respeto al derecho ajeno, es la paz”.