Una de las actividades que más se disfrutan durante las festividades de fin de año es la quema de cohetillos y diversos juegos pirotécnicos, en lo personal me gustan mucho, aunque con mi familia no tenemos la costumbre de llevar a cabo este tipo de actividad por muchas razones.
Lo que quiero compartir con ustedes es que estando con mi saca basuras y escoba en manos me puse a reflexionar sobre esto; cada año se acumula una gran cantidad de basura frente a mi casa producto de la quema de cohetes, bombas, estrellitas y de más de parte de mis vecinos, muchos de ellos limpian frente a su casa más no en la mía; así es que por decisión y de manera voluntaria soy yo la que limpia, porque es un contaminante y porque además es desagradable y da mal aspecto; el punto es que en la vida secular puede suceder lo mismo, personas ajenas a nuestra vida pueden depositar de manera voluntaria e involuntaria, críticas, comentarios, señalamientos, problemas de los cuales nosotros no tenemos control, pero que resultan ser tóxicos o una especie de basura que hay que limpiar de manera constante, ya que no aportan ningún beneficio y pueden afectar nuestra vida.
Al arribar a un año nuevo es oportuno tomarse el tiempo para limpiar no solo físicamente nuestra casa, sino también nuestra vida de manera emocional y espiritual.
Un buen propósito para este año es aplicar hábitos higiénicos, recordemos el tiempo de pandemia y lo beneficioso que fue para cada uno aplicar ciertas medidas, desechemos y limpiemos todas aquellas cosas que son tóxicas, malas y nada productivas.
No es nada difícil, solo es Sentido Común… ¡Feliz año nuevo para todos!