Las decisiones implican un aspecto fundamental a la hora de lograr objetivos y deseos marcados, y, en definitiva, lograr el éxito que perseguimos. Nuestras decisiones constituyen nuestras posibilidades; todo aquello que sucede en nuestra vida, tanto lo que nos entusiasma como las cosas que nos plantean un desafío, empiezan con una decisión.
El poder de la decisión nos proporciona la capacidad de superar cualquier excusa que se interponga en el camino, de cambiar todos los ámbitos de nuestra vida en un instante. Una decisión puede determinar nuestra felicidad o tristeza, frustración o excitación, estar esclavizados por las circunstancias o, por el contrario, poseer la capacidad para expresar nuestra libertad de manera genuina.
Cada nuevo amanecer es una nueva oportunidad para vivir, para reconocer nuestra realidad, para abrir los ojos hacia el mundo que nos rodea y para conocernos a nosotros mismos. Personalmente, considero que ningún camino está predestinado, creo que nosotros vamos construyendo nuestro camino conforme a las decisiones que tomamos a cada instante.
Cada decisión nos lleva por un camino, y para mí, no existen las casualidades, sino las causalidades. Decisiones y elecciones que nos llevan a ciertos caminos, respiraciones, votaciones: qué sí y qué no. Ese poder de decidir lo que cada quien consideramos mejor para nuestra vida es lo que nos permite aseverar si nos hemos realizado o no en nuestras diversas áreas, es triste, pero es una realidad cómo la sociedad muchas veces quiere dictarnos lo que “debemos” hacer; o las decisiones que estamos “obligados” a tomar, que se supone, son lo mejor para nosotros.
Vivimos una época en la que, a pesar de ya no cumplir roles o patrones impuestos, sin dejar por un lado principios y valores sobre los que debemos regirnos si queremos evitar de cierto modo que las consecuencias de lo que decidamos sean desastrosas, aún es muy difícil lidiar con presiones de todo tipo, tanto en lo emocional, social, profesional, laboral e incluso religioso.
En unos días cumpliré 38 años de edad, y debo reconocer que ha sido muy complicado saber manejar todos aquellos comentarios que me encasillan, que por mi edad ya no voy a casarme y mucho menos podré tener hijos. Nuestra sociedad sigue siendo muy machista, y es lamentable evidenciar cómo ese machismo no es promovido precisamente por los hombres, sino que somos las mismas mujeres quienes en su mayoría lo seguimos fomentando.
Dios ha sido muy bueno, me ha permitido realizarme sintiéndome plenamente satisfecha en todas mis áreas de intimidad y de responsabilidad, no niego que me encantaría en determinado momento estar con alguien para compartir el resto de mi vida, pero será con quien yo elija, ese anhelo no puede estar sujeto a una vaga elección y en medio de las críticas, seré yo quien tenga siempre la libertad de preferir a la persona que considero satisface lo que yo necesito.
De igual manera, sé que les sucede a muchas otras personas, quizá en un contexto distinto, recién casados que empiezan a ser presionados para que se conviertan en padres, personas que ya tienen hijos hombres y empiezan a ser presionados para que se sigan embarazando hasta tener una hija o viceversa, o que no pueden quedarse solo con un hijo porque no es bueno que esté solo; así también pasa con quienes se enfrentan a la decisión de elegir su carrera profesional, practicar algún deporte, optar por un trabajo y el sinfín de decisiones que nos toca asumir cada día, a lo largo de nuestra vida.
Es de sabios escuchar consejos, y no debemos confundirnos, pero hay una diferencia entre la recomendación de quienes nos aprecian con el fin de orientarnos a tomar decisiones acertadas; y la crítica o juicio que muchos pueden levantar en nuestra contra por el hecho de pensar distinto. El tema es amplio y fascinante, somos seres humanos imperfectos, estamos en este mundo para caminar de la mano y juntos ser mejores, por lo que en el próximo espacio seguiré compartiendo con ustedes a este respecto.
Mercadóloga especialista en Gestión de Proyectos. Capacitadora, motivadora, estratega y analista empresarial.