El nepotismo oficial y las distintas formas que adopta la corrupción gubernamental, no es nada nuevo ni patrimonio únicamente de la administración en turno, siempre han existido, pero despegaron con mayor intensidad tanto a nivel nacional, como departamental y municipal, a partir del gobierno de Vinicio Cerezo, e irónicamente, a partir de cuando principia lo que muchos califican como la era democrática, o sea cuando terminan los eslabones de los golpes de Estado y la toma del poder, por los dictadores y represores que le antecedieron.
Con los militares, esta descomposición por parte de quienes ejercían el poder, fue poco señalada por el control social que se ejercía sobre la población; luego se vino aumentando hasta alcanzar los niveles atribuidos a las últimas tres administraciones: la de Colom, Pérez Molina y Jimmy Morales. De las dos primeras, se sabe y comenta mucho, pero no recuerdo que se haya presentado nominalmente y con pelos y señales, un detalle sobre los protagonistas. A diferencia de estos, con fecha 25 de junio de 2018 en curso, en las páginas del 1 al 5 de elPeriódico, encontramos una colección de los beneficiados por el nepotismo con el actual Gobierno, con el nombre y foto de los beneficiarios y de los padrinos que los colocan o sea, los funcionarios que los patrocinan, y aprovechando el cargo de primer nivel que ocupan en el Gobierno, los colocan; aunque, como sucede en otros casos, nos aventuramos a suponer que ni llenan el perfil, y en el mayor de los casos, tampoco cuentan con la preparación y capacidad para desempeñar la plaza que se les ha asignado.
En casi la totalidad de los señalados con nombre, vínculo familiar y sueldos que devengan, hay salarios que van desde diez mil, hasta los casi cuarenta mil quetzales, según el cargo; la publicación estima en Q 21,572,912 el total de lo que “cuesta mantener los grupos familiares enquistados en el Estado” (fuente citada, p/2.). De igual manera se señala al presidente en esta situación, con cuatro familiares; al vicepresidente, con su yerno como embajador en Suecia y a su consuegro como embajador en España, además de un hermano. La misma fuente también destaca el vínculo familiar de diputados y otros funcionarios con quienes han favorecido colocando familiares en puestos con cargo al erario público: a Édgar Justino Ovalle, con cuatro; a Aura Leticia Sincal con tres; a Gilmar Othmar Sánchez Herrera con tres; a Félix Ovidio Monzón Pedroza con dos; a José Armando Ubico Aguilar con tres; a Javier Alfonso Hernández Franco con tres; a Oscar Armando Escribá Morales con seis; a Alfonso Rafael Alonzo Vargas con cuatro; a Eduardo Andrés Castro Montejo con cuatro; a Juan Ramón Lau Quan con dos; a Delia Emilia Bac Alvarado con tres y a Herber Armando Melgar Padilla con nueve (paginas /2, 3, 4 y 5) .
Es de suponer que estos son solo unos cuantos, y se antoja suponer, puede y debe haber muchos más. Imagínense los lectores cuántos más, muchos más se encontrarían si se investigara rigurosamente a los tres poderes del Estado. Ojalá y los medios de comunicación tomaran esta estafeta para que, mediante investigación periodística, descubran y denuncien el nepotismo y corrupción que ha invadido a los tres poderes del Estado, Gobernaciones Departamentales y Municipalidades del país señalando, como en todo, las honrosas excepciones que se tienen que reconocer conforme a su merecimiento, destacando que en Guatemala, a pesar de la decepción y defraudación de que se siente víctima la población, también hay gente honrada, lo que permite no perder la esperanza porque serán éstos: los honrados, honestos y transparentes, y otros que tengan estas cualidades quienes, en un futuro cercano, nos gobiernen, porque, de que los hay, los hay. El trabajo es encontrarlos, pero el esfuerzo por encontrarlos bien vale la pena: por Guatemala, los guatemaltecos y la defensa de nuestro patrimonio.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com