En estos días el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció el cierre de fronteras con México, este hecho tiene impacto en la vida de miles de familias de ambos lados de la frontera. Hay ciudadanos mexicanos que laboran en territorio estadounidense que todos los días pasan por las aduanas. La amenaza tiene su origen en la idea de que el problema de las drogas nace en los países al sur.
Rectificando ayer el señor Trump anunció la decisión de conceder el plazo de un año al gobierno azteca para que detenga el tráfico de drogas. Decisiones tontas o que parecen serlo, pero no lo son, la clave esta en los millones de dólares que el negocio genera. A mucha oferta de drogas en territorio gringo el precio baja, esto no es conveniente para el capo canchito, ese que es parte de la sociedad llamada americana, y que seguramente comparte las ganancias con el gobierno.
Los estupefacientes no son el único gran negocio, a este se suma uno mucho más grande, el que es legal, genera empleo y paga impuestos «las armas».
Prohibir el tráfico de drogas lo hace riesgoso, crear bandos también, en consecuencia deben venderse todo tipo de pistolas, metralletas y complementos millonarios, dólares fluyendo del sur al norte, ganancias millonarias. Los muertos, los heridos, los incapacitados se quedan en Latinoamérica.
Son los gobiernos latinoamericanos los que deben cubrir el costo de esa guerra. Pero finalmente se paga con los impuestos generados por los trabajadores honestos que día a día mantienen las economías de esos países.
Había usted imaginado que sus impuestos van a parar al mercado gringo, no de manera directa, pero si indirecta. El país del norte no sobrevive sin la guerra que crea en el sur, gracias a ella mantiene un nivel de vida alto.
Pero además las madres latinoamericanas se embarazan, tienen hijos que alimentan, cuidan, educan para proveer de mano de obra barata, como dijo Jimmy Morales, a la economía capitalista de los gringos, en donde los migrantes son explotados un tiempo, y de nuevo regresan a territorio nacional, muchos de ellos enfermos, toca al final al sistema de salud local cubrir ese costo.
Así como se ve, hay que darle vuelta al mundo, ponerlo de cabeza para comprender los discursos presidenciales de un aparente loco como Trump, pero que en realidad no lo está, es un árbitro excelente en el juego, y de seguro es uno de los beneficiarios del sistema, las cuentas bancarias de su propiedad terminarán más grandes que al inicio del periodo presidencial.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.