Hace algunos años, el futbol de Guatemala venía en decadencia, hasta los aficionados se habían retirado de los graderíos. Quizá parte de ese alejamiento fueron muchas desgracias de toda índole en los clásicos entre Cremas y Rojos. Antes, en los estadios, había familias enteras, pero por los disturbios y peleas, las mujeres y niños ya no llegaron más a los estadios por mucho tiempo, principalmente en la capital.
Con este antecedente, las marcas se alejaban también, porque su imagen ya no trascendía más allá, más aún cuando solo la televisión nacional, o mejor dicho, el monopolio, transmitía cuando quería y solo seguía a los equipos capitalinos cuando estos llegaban a la provincia. Eso hacía que la inversión ya no tuviera retorno para los patrocinadores. Además, el espectáculo iba en decadencia paralelamente y, por ende, la gente se alejaba más de los estadios locales. Aparte, hay que reconocer que en ciudades en crecimiento había más diversiones populares los fines de semana y el fútbol dejó de ser la primera y única opción.
Ya en Europa, Sudamérica, México y Asia, los equipos ya no dependían de las taquillas de los partidos para cubrir sus planillas. Ya se manejaban marcas y principalmente los derechos televisivos. Los empresarios ya sabían que el fútbol era vender un entretenimiento, el cual hasta lo cobraban por evento, o sea, por partido, en otros países como una tarifa mensual paralela al pago del servidor o como un valor agregado al usuario. Realmente, andamos como país tercermundista hasta en el deporte.
Fue hasta que una compañía guatemalteca de telecomunicaciones vio una oportunidad de mercado que se podía explotar y apostó a invertir. Pero no fue precisamente con Municipal y Comunicaciones, porque los llamados equipos grandes de Guatemala le dieron la espalda, ya que estaban casados con la televisión nacional. Pero el nombre no significa que sea estatal, pero así se denominan como Corporación o Grupo Albavisión. Entonces, al momento de tener la negativa de los capitalinos, inteligentemente voltearon a ver otros posibles escenarios, apostar con tres equipos fuertes del interior, Xelajú MC, Antigua y Cobán. Fue así como comenzaron nuevos aires para el futbol en Guatemala.
Fue a partir del año 2018 que comenzó esa disputa por los derechos televisivos. Primero ingresó la televisora azul, luego la roja, y estas dos en contra de la televisión nacional, una competencia sana que al final terminó con una inyección de capital muy importante para los equipos, los cuales ya no dependen de los ingresos de taquillas, que era el ingreso prioritario para los equipos por mucho tiempo.
Por ejemplo, la planilla del Xelajú MC este último año 2023/24 era de un Q1 millón 400 mil, lo cual la televisora azul le otorga al cuadro chivo Q.550,000, o sea, casi un 40%, y ya con el resto de patrocinios, 26 hasta el momento, el ingreso de la taquilla ya únicamente es un 20%, o sea, que los papeles se han invertido.
Antes, el 80% o 70% era la dependencia de ingreso de aficionados al estadio. Hoy ya no es una dependencia, gracias al marketing o mercadeo que apuestan a un campeonato que se ha revalorizado. Si no, veamos los ingresos últimos en todas las canchas del país, no importando aún que se televisen todos los partidos en horas intercaladas para no perjudicar unos a otros. Y es allí donde las marcas se ven beneficiadas, porque con la presencia en el uniforme y exposición en televisión ya es una presencia que lo valoran las empresas.
La gente ha vuelto a los estadios, es más familiar. Ojalá que por el bien del futbol se mantenga esa armonía para que siga siendo una distracción popular sana. Hoy en día, lo que las embotelladoras o bancos daban como los máximos patrocinios, hoy es equivalente a un 20% o 30% a la par de los que las televisoras dan hoy en día. Bienvenidas compañías que creen en el futbol local.