Definitivamente en Guatemala hace falta mucho por hacer. Por ejemplo, la carretera de Xela a la ciudad de Guatemala está en pésimas condiciones. En el camino es común ver a más de cinco carros con llantas pinchadas por el mal estado de la carretera. Pero no sólo las carreteras están en mal estado; están en mal estado también el sistema de salud y educación.
El sistema de justicia no se queda atrás. Se escuchan tantas voces de fuera y dentro de Guatemala que cuestionan el actuar de quienes ocupan estos cargos, y parece que los únicos miopes son ellos: los que gobiernan. Algo que hay que hacer en nuestro país para que las cosas cambien. El cáncer de la corrupción está haciendo metástasis en los tres poderes del Estado; y esto es preocupante. Su meta parece que es meter al bote a los buenos.
¿Era tan urgente una «marca país», la cual se ha hecho famosa no tanto por su excelencia mercadológica, sino por los memes y los análisis que se han hecho de ella? Las acciones de este gobierno dejan muchas dudas, dudas que a la larga se convierten en certezas.
Toda esta realidad descrita, refleja la bajeza humana en la que muchos han caído. Unos a otros nos destruimos con el único fin de que el que me las debe me las paga. Y esto se ve en todos los ámbitos de la sociedad. Parece que el corazón de muchos seres humanos está lleno de maldad.
El mal está muy enraizado en el corazón del hombre. Ese corazón de piedra y esa cabeza dura que se percibe en todos los espacios de la sociedad, está llevando a la debacle a la misma sociedad. La maldad está, inclusive, dentro de la misma iglesia, en la cual algunos se han acostumbrado a proceder mal y así quieren continuar.
El mal olor que está provocando el pecado social (corrupción) en nuestros días apesta como a un animal muerto y abandonado. El rostro de ese pecado social es la avaricia, la concupiscencia, el odio, la envidia y el resentimiento arraigado en el corazón humano.
Definitivamente sólo Dios, si el hombre y la mujer se lo permiten, puede ablandar ese corazón. La accesibilidad humana es indispensable para que Dios transforme su mente y corazón. Caso contrario, la humanidad continuará en decadencia hasta que llegue a la ruina.
Pienso que cada uno tiene que aprovechar esta vida que Dios le ha dado para transformarse y transformar a los demás. Esta vida se nos presta temporalmente; y tarde o temprano, el Señor nos llamará y nos pedirá cuentas de lo que hicimos en este mundo. Por lo tanto, aprovechemos esta vida humana para hacer el bien, para servir, para amar.
Ojalá los gestores del mal en Guatemala y en la sociedad en general, tomen conciencia de su realidad finita, y que no son eternos. Tienen que comprender que cada acción que cometan tendrá una consecuencia en el futuro. Posiblemente algunos funcionarios ni cristianos son, y estos temas les vale madre. Pero los cristianos sabemos, que después de esta vida hay una vida eterna; habrá un juicio por parte de Dios. Y de ese juicio nadie se librará.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.