Una de las realidades humanas de las cuales no podemos escapar es el “dolor”. Es un tema límite para el ser humano, porque cuando llega, llega. No pide permiso para entrar en nuestra. “Sófocles veía la vida como un lugar de dolor que sólo puede dar paso a más dolor. Agrega que no haber nacido es la mayor de las aventuras, y una vez nacido lo menos malo es volverse cuanto antes allá donde uno es venido”, (Yepes Stork, 2009).
El texto anterior refleja una visión muy pesimista de la vida. Es cierto que el dolor, genera sentimientos de tristeza y angustia, pero no es para tanto. El dolor es una realidad que hombres y mujeres tenemos que integrar y aceptar en el curso de nuestra vida. Vivir implica sufrir y padecer muchos dolores, porque son éstos los que le dan sentido a la vida humana.
En el Antiguo Testamento, Job afirmaba: “El hombre, nacido de mujer, corto de días y arto de tormentos”, (Job 14, 1). Tiene razón, pero tenemos que recocer que el sufrimiento, la tristeza y el dolor son parte de la vida humana. Todos hemos pasado por tormentos, y muy fuertes. Pero cuando esos tormentos son vividos con paz y tranquilidad dejan un gran aprendizaje y una gran enseñanza.
Reflexione sobre los sufrimientos, dolores y tormentos que ha tenido hasta la fecha. ¿Verdad que son muchos? ¿Cómo los ha enfrentado? Espero que los haya enfrentado con coraje y determinación, para que éstos no le causen estragos en su vida. Es cuestión de que uno les ponga un alto, integrándolos; caso contrario, arruinan y acaban con lo poco de vida que hay en uno.
Por otro lado, vienen a mi mente imágenes de personas con cánceres terminales o cualquier otra enfermedad que les causa dolor. No es nada fácil. Este tipo de dolor no es psicológico, sino físico. ¿Qué hacer?
Según Moss (2015, pág. 201), en Sanando desde tu interior, comenta que el dolor físico, cualquiera sea la causa, puede ser empeorado por la mente. Las sensaciones dolorosas en el cuerpo no son tan difíciles de tolerar si se quita la barrera de los pensamientos al respecto. El dolor abre una puerta a una mayor trascendencia cuando no se le ofrece resistencia. Incluso Moss (2015) expresa que cuando el propio sufrimiento se compara con algo más grande que la persona misma, repentinamente el dolor se torna más soportable.
Santandreu (2016, págs. 73-74) en el libro Ser feliz en Alaska (Mentes fuertes contra viento y marea), afirma que la terapia cognitiva enseña al ser humano a no quejarse jamás. Las personas más fuertes y felices desconocen el lamento porque creen honestamente que no hay nada tan malo que puede impedirles ser felices. En este mundo no hay ninguna razón real para quejarse. El ser humano puede ser feliz en cualquier situación, ya sea que se esté en prisión, que tenga un defecto o debilidad personal, esperando en un hospital para ser operado o se sufra de ansiedad crónica.
Santandreu (2016, pág. 75) enfatiza en que cualquier adversidad es una oportunidad para desarrollar formas de gozar, más refinadas y hermosas. Por lo tanto, yo le recomiendo que elija una situación que le esté causando dolor o sufrimiento. Una vez elegida la situación, a través de una carta de despedida, agradézcale por la prestación de sus servicios durante tanto tiempo; luego despídase de esta situación que le provoca dolor. El adiós y la renuncia a ese problema, permite que se integre mejor en nuestra vida. Que los peores dolores no le impidan gozar del don de la vida.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.