Amar es, aceptar al otro tal como es.
Tenemos una tendencia primaria a buscar los defectos, antes que las virtudes, y eso influye negativamente en el rendimiento, la autoestima y la relación con nuestros niños, empleados y compañeros de vida. A veces lo disfrazamos con la frase de “es una crítica constructiva” pero destruye más que construye.
Todos tenemos defectos, fallos y malos gustos… y nos peleamos en sociedad porque el otro no es como nosotros, o como nosotros quisiéramos que fuera. Intentamos corregirles, pero les entercamos con nuestro señalamiento.
Nos molestan en los demás, los defectos que odiamos en nosotros mismos. Nunca nos molestan los defectos en el otro, si no los tenemos. Intente darse cuenta, la justificación que hace sobre usted al juzgar al otro. Por eso la frase antigua de: “¿Por qué te fijas en la pelusa que tiene tu hermano en el ojo y no ves la viga que llevas en el tuyo?”
Hay muchas personas que son inconscientes de esto, que se vuelven intolerantes al error, agresivos y amargados. Se frustran y viven en constante crítica, les es difícil ver más allá de su juicio, ver a la persona en sí, aceptarle tal y como es.
Si no logra comprender en profundidad al otro, cuando se equivoca según usted, piense así: “Sus razones tendrá, seguramente si yo estuviera en sus zapatos, haría exactamente lo mismo. La incomprensión genera rechazo, la compresión aceptación caritativa.
¿Ha hecho usted la dinámica de un punto negro en una hoja en blanco? Hágala con sus familiares y amigos, presénteles esa hoja y pregúnteles, ¿qué ves ahí? Responderán, un punto negro. Luego dígales, por centrar tu mirada en lo negro olvidaste ver todo lo blanco, y aproveche para darles una pequeña lección.
Usted luche constantemente contra este defecto de mirar defectos, este error de señalar errores, esta inconsistencia de buscar inconsistencias. Esfuércese en encontrar el para qué son buenos los demás, sus virtudes, sus bellezas. Pero más que todo, luche por evitar los juicios de bueno y malo. Hay veces que también los halagos ofenden, por lo tanto hágalos de forma muy esporádica. Permítales la paz de ser libres de ser observados y juzgados.
Le dejo la siguiente anécdota para que reflexione: El esposo le dice a la esposa: “oye, ¿ya te diste cuenta que siempre te gano en las discusiones?” y ella le responde: “sí, pero me estás perdiendo”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo