En el Día Internacional de la Mujer, conmemorado el 8 de marzo recién pasado la Organización de las Naciones Unidas (ONU) nos insta a reflexionar sobre la igualdad de género y los pasos necesarios para alcanzarla. Este año, se centra en un concepto fundamental, pero a menudo pasado por alto: el autocuidado. Si bien la lucha por la igualdad ha avanzado significativamente, persisten desigualdades arraigadas que afectan la vida de las mujeres en todo el mundo. El autocuidado no es simplemente una cuestión de bienestar personal, sino que puede servir como una base sólida para abordar estos desafíos estructurales y avanzar hacia una sociedad más equitativa.
El autocuidado abarca una amplia gama de prácticas que promueven el bienestar físico, mental y emocional. Esto incluye desde hábitos simples como dormir lo suficiente y mantener una dieta equilibrada hasta actividades más profundas como la meditación, el ejercicio regular y la búsqueda de apoyo emocional cuando sea necesario. Para las mujeres, el autocuidado adquiere una dimensión especial debido a las múltiples responsabilidades y presiones que a menudo enfrentan en sus roles como cuidadoras, trabajadoras, madres y miembros de la comunidad.
En muchas culturas, se espera que las mujeres sacrifiquen su propio bienestar en para cuidar a los demás. Este sacrificio puede manifestarse en forma de agotamiento físico, estrés emocional y una falta de tiempo para atender las propias necesidades. Sin embargo, invertir en el autocuidado no solo beneficia a las mujeres individualmente, sino que también tiene ramificaciones positivas para la sociedad en su conjunto. Cuando las mujeres están sanas, descansadas y emocionalmente equilibradas, son más capaces de desempeñarse en sus roles laborales, liderar comunidades y contribuir al desarrollo económico. Esto no solo mejora la calidad de vida de las mujeres, sino que también impulsa el crecimiento y la estabilidad de la sociedad en su conjunto.
Además, el autocuidado desafía los estereotipos de género arraigados que perpetúan la idea de que el cuidado personal es una preocupación secundaria para las mujeres. Al priorizar su propio bienestar, las mujeres desafían la narrativa de la autosacrificio y reclaman su derecho a una vida plena y satisfactoria. Esto envía un poderoso mensaje a las generaciones futuras, fomentando una cultura de igualdad en la que todos los individuos tienen derecho a cuidarse a sí mismos sin sentir culpa o vergüenza. Por último, el autocuidado puede ser un acto de resistencia en un mundo que a menudo desvaloriza la salud y el bienestar de las mujeres. Al cuidar de sí mismas, las mujeres desafían las estructuras de poder que perpetúan la desigualdad de género y reclaman su derecho a vivir una vida plena y auténtica. En última instancia, el autocuidado no es solo un acto individual, sino un paso crucial hacia la igualdad de género y la construcción de un mundo en el que todas las personas sean valoradas y respetadas por igual. En este Día Internacional de la Mujer, comprometámonos a apoyar el autocuidado de las mujeres y a reconocer su importancia en la lucha por la igualdad de género. Al hacerlo, no solo estamos fortaleciendo a las mujeres individualmente, sino también sentando las bases para un futuro más justo y equitativo para todo.
Experta en sexualidad, derechos sexuales y reproductivos. Médica General, con especialidad en Ginecología y Obstetricia. Tiene una Maestría en Sexualidad Humana.