Está evidenciado con estudios que las remesas familiares contribuyen a mitigar la pobreza en países con bajos ingresos, porque inciden particularmente en la nutrición, educación y menor trabajo infantil.
En los últimos años, las remesas familiares han llegado a constituirse como una de las fuentes más importantes de ingreso de divisas para varios países en vías de desarrollo. En la coyuntura actual, esa fuente de ingresos, se encuentra manifiestamente amenazada ante la fuerte desaceleración de la economía mundial (se estima una caída del 3% del PIB mundial en este año) y regional, derivada de la crisis sanitaria del Covid-19. Esa desaceleración económica en países como los Estados Unidos de América (USA), está impactando delicadamente la capacidad de los migrantes para enviar dinero a sus familias en sus países de origen. Indudablemente la disminución del flujo de remesas, ya está afectando el gasto familiar, particularmente en alimentación y servicios básicos de la vivienda de muchas personas.
En una publicación reciente del Banco Mundial, se prevé que en 2020 las remesas familiares disminuirán aproximadamente 20% a nivel mundial. En ese orden de ideas, “Se espera que los flujos de remesas se reduzcan en todas las regiones en las que trabaja el Grupo Banco Mundial: la caída más pronunciada se observará en Europa y Asia central (27,5 %), seguida de África al sur del Sahara (23,1 %), Asia meridional (22,1 %), Oriente Medio y Norte de África (19,6 %), América Latina y el Caribe (19,3 %) y Asia oriental y el Pacífico (13 %).” Como un consuelo, se puede observar que a nuestra región le irá menos mal que a las otras, a excepción de Asia oriental y el pacífico.
Según la misma fuente, las remesas que recibió América Latina y el Caribe en 2019, crecieron 7.4%, alcanzando un monto de US$ 96 mil millones, siendo los países más beneficiados Brasil, Guatemala y Honduras, en los que aumentaron más del 12%. De concretarse la disminución de 19.3% en las remesas de esta región, en el presente año se recibirá un monto aproximado de US$ 77.5 mil millones, o sea, US$ 18.5 mil millones menos que en 2019.
En el caso concreto de Guatemala, las expectativas no se perfilan muy halagüeñas, porque al igual que al resto del mundo, la desaceleración económica y particularmente la de USA, incidirá en una disminución sensible en el ingreso de divisas por concepto de remesas familiares en el presente año. Según proyecciones que el Banco de Guatemala hizo en el mes de abril, las remesas disminuirán entre 6.5% y 11.5%, un promedio de 9%. Las remesas que ingresaron a nuestro país en 2019, fueron US% 10,508.3 millones, por lo que, de acuerdo a la proyección del banco central, en este año se situarían entre US$ 9,825.3 millones y US$ 9,299.8 millones, un promedio de US$ 9,562.5 millones. Recibir esos más de US$ 9,500 millones en remesas en este año, no es una cifra que se considere despreciable, pero, la disminución proyectada que va desde los US$ 683 millones a los US$ 1,208.5 millones, seguramente afectará a miles de familias que dependen de esos recursos para su sostenimiento. Obviamente, también afectará el resultado de la economía expresado en la tasa de variación del producto interno bruto (PIB), que según estimaciones del banco central tendrá una disminución que va del 0.5% al 1.5%, aunque hay quienes que creen que la caída será alrededor del 2%. El resultado final de este año sobre el monto de remesas que vienen a Guatemala, dependerá en gran parte del nivel de desaceleración económica y la tasa de desempleo que experimente la economía de USA.
¿Por qué son importantes las remesas al punto que se depende de ellas? Hay diversos factores, algunos de los más relevantes son: más de seis millones de guatemaltecos se benefician con ellas; se han constituido como un significativo aporte para la economía del país (en 2019 con respecto al PIB fueron el 13.8%); es una de las variables que más crece (entre 2015 y 2019 las remesas crecieron 68.2%); aportan aproximadamente un 38% de las divisas que recibe el país; en 2019 representaron más del 90% del presupuesto general de gastos del Estado; han beneficiado a los bancos del sistema; han contribuido a fortalecer las reservas monetarias internacionales (actualmente se cuenta con más de US$ 16 mil millones); en el ámbito latinoamericano Guatemala es el segundo país después de México que más remesas familiares recibe; cerca del 97% de las remesas proceden de USA, el principal destino económico es el consumo y gracias a las remesas se ha logrado mantener un saldo positivo en la balanza de cuenta corriente. Es obvio entonces, que las remesas familiares se han vuelto muy importantes para varios sectores en particular y para la economía del país en general.
No hay dudas que este año será muy difícil para la totalidad de países del mundo, pero particularmente, para países con ingresos bajos y elevada actividad económica informal. Dicha situación, ha puesto a muchas personas en el dilema: ¿es peor el riesgo de enfermarse o el de empobrecerse? Gracias a Dios, según datos oficiales, el número de contagiados y defunciones es bajo con respecto a otros países, situación que hace pensar a muchos que es hora de reactivar la economía. Creo que, al respecto, debemos ser muy cautos, porque no es suficiente que se active el mercado interno, si en el ámbito internacional la situación económica no da muestras de mejora. Por el momento, hay que darle más importancia a la vida y a la salud.
2020 será un año de mucha reflexión y sacrificio, pero como otros males, lo superaremos y las perspectivas son de que en 2021 nos irá mucho mejor. De acuerdo a estimaciones del Fondo Monetario Internacional, en 2021 la economía mundial crecerá 5.8%; la economía de nuestros principales socios comerciales: USA crecerá 4.7%, México crecerá 3% y Centroamérica cerca del 5%. Nuestra economía, de acuerdo a las proyecciones del Banco de Guatemala, en el 2021 el crecimiento será de 3.5% a 4.5%.
Durante esta situación, lo mejor será encontrar la manera de solidarizamos cada vez más unos con otros, como ciudadanos y así, mitigar los efectos de la crisis económica que ya enfrentamos. El egoísmo, solamente contribuirá a agudizar las penas y el sufrimiento.
Estamos en crisis, pero, seguramente vendrán tiempos mejores.
Administrador público, economista, politólogo, abogado y notario, y profesor universitario.