Aquella mente que se abre a un aprendizaje, jamás vuelve a cerrarse.
Pedrito, un niño muy inteligente en varias áreas, pero muy inquieto en clase, se distrae hasta con una mosca que pasa volando. La maestra ha ideado dos actividades al inicio y al fin de la clase. Le pone metas de aprendizaje antes de comenzar y al finalizar le pide que haga un resumen de lo aprendido. Esto le ha traído muy buenos resultados, pues ahora sus lapsos de atención han aumentado.
La atención es un esfuerzo de la mente por comprender algo, captar información, con tal de dominar, conocer, memorizar y poder manejar. Requiere de la voluntad y dominio propio por mantener un estado activo alerta por algo que perderá interés. La misma mente se obliga a atender aunque haya fatiga.
Educar la atención es una responsabilidad tanto de los maestros como de los padres. Los niños pueden aumentar su umbral de atención si los educadores les instan a ello, con frases como: “presta atención”, “esfuérzate un minuto más”, “date cuenta que te distrajiste”, “no te distraigas, observa”. También con preguntas sobre lo que acaba de suceder, como: “¿qué te gustó más de este cuento?”, “¿cómo se maneja esa fórmula?”, “¿qué aprendiste hoy?”.
Cuando un niño o niña se distrae con cualquier cosa, funciona bien quitar los distractores y generar un ambiente que solo esté el objeto de estudio. Cuando ya haya aumentado su capacidad de atención, se pueden poner algún distractor y retarlo a ignorarlo. Educar una mente disciplinada a ignorar otros estímulos.
Atento y absorto son dos cosas distintas. Las pantallas de las computadoras, televisiones, celulares hacen que se ponga absorto, pero eso no requiere esfuerzo ni voluntad. Porque lo que ve es muy atrayente, dinámico y lleno de colores y sonidos explosivos. Entre más absortos estén con estas pantallas, menos querrán atender temas de estudio.
Las actividades tipo juego son una buena herramienta para educar la atención, como las cartitas de memoria, las imágenes donde encuentra las diferencias, los deportes, la lectura de libros de historias, los experimentos. Esto le emociona y además le hace aprender jugando o jugar aprendiendo.
Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “Atender para aprender, retener para ejercer”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo