La situación que estamos viviendo en Guatemala, es más complicada de como suponemos. La pandemia, está en el centro del problema, pero, el CORONAVÍRUS, si bien está siendo considerado como el más importante, no es el único; existen otros, no de igual magnitud, pero, también, de mayúscula importancia. La pandemia, en sí, está provocando problemas colaterales: el desempleo, la crisis empresarial y el desabasto para atender a las familias más necesitadas, son solo algunos de ellos, por no mencionar sino solo tres de los más recurrentes. El gobierno viene implementando medidas para enfrentar la situación; sería injusto dudar de la buena intención de las decisiones tomadas, aunque, no todas ellas, sean las más afortunadas. Prueba de ello, son las muestras de inconformidad que se conocen, por parte de sectores representativos de la sociedad.
La presencia del Presidente en la comparecencia por cadena nacional, en no pocas ocasiones, deja más dudas que resultados. Algunas veces, lo sustituye y representa, la titular del Ministerio de Salud, pero, el discurso, es el mismo; se orienta únicamente a lo referente a la pandemia. En el caso del ministerio, se justifica, más no en el caso del Presidente que, en sus mensajes, debe globalizar los problemas que se confrontan en el país pues la sociedad está enfrentando otros de los que, a diario, nos informan los medios de comunicación y, a los que hay que agregar, los que existen, pero no se conocen.
Resulta conveniente no solo adoptar medidas unilateralmente para enfrentar la crisis; existen otras instancias con representación social y empresarial que hay que escuchar y, cuya opinión, puede resultar importante y hasta necesaria porque, están resultando afectadas. Confirma esta necesidad, la postura del Congreso donde ya se presentó inconformidad y oposición, para implementar la última ampliación del plazo solicitado por el gobierno, para enfrentar el estado de calamidad; esto, amén de otras inconformidades que se conocen.
Para nadie es un secreto que el crimen y sus formas: asesinatos, extorsiones, asaltos, robos y muchos etcéteras más, siguen aumentando y sin control. Sin restarle importancia, ni mucho menos, a la pandemia, es algo que debe atenderse con rigor. Es obligación del gobierno garantizar la seguridad de los ciudadanos; al igual que en la pandemia; perseguir y castigar este mal, también evita muchas muertes. Para esto, los tres poderes del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial), deben cumplir, cabalmente, con la obligación que a cada uno corresponde.
Por cierto, en cuanto al legislativo corresponde, el pacto de corruptos, aquí, sigue vigente y, un trasnochado de sus miembros, en una sesión hacia fines del mes de agosto pasado, tuvo la “brillante idea” (por no calificarlo con la grosería que se merece) de pedir concluir el convenio con los médicos cubanos que, por más de veinte años, vienen apoyándonos para resolver problemas de salud en Guatemala y nos siguen, eficientemente, apoyando en las áreas más apartadas para atender enfermos y enfrentar la crisis de la pandemia. Tal parece que este sujeto, cree que estamos en la década del sesenta del siglo pasado cuando, un posible familiar por el apellido, prestó su finca “La Helvétia” en Retalhuleu para entrenar a los mercenarios que invadieron Cuba y, en la Bahía de Cochinos, fueron totalmente derrotados. Esto retrata, de cuerpo entero, la calidad de algunos diputados y explica el por qué, estamos como estamos.
Decíamos que no solo reconocemos la importancia y necesidad de enfrentar y atender lo relativo a la pandemia del CORONAVÍRUS, pero, también enfrentamos otros problemas y muchos de ellos, siguen ensangrentando al país y enlutando a muchas familias. Enfrentarlos y atenderlos, es obligación del gobierno. También es necesario y hasta urgente atender otra exigencia sobre lo que la sociedad, se ha manifestado y lo sigue requiriendo: es necesario transparentar e informar al pueblo, el origen, aplicación y transparencia de los recursos destinados a atender la pandemia.
La obtención de insumos de manera directa y sin licitación; el bono familiar y otros gastos relacionados con la crisis que se confronta, es un canal que, por la falta de rigurosos controles, se presume están siendo aprovechados por los corruptos de siempre; es más, ya hasta se comenta que, en cuanto a corrupción se refiere, en nada se diferencia esta administración, de las inmediato anteriores. No olvidemos que los préstamos que se están adquiriendo, nos endeudan a todos los guatemaltecos por igual y, en función de ello, es que nos asiste el derecho y la obligación de exigir la transparencia, en el uso y aplicación de los recursos que el gobierno administra. AL TIEMPO.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com