El proceso de migración del ser humano, no es nuevo, siempre o casi siempre se ha dado a lo largo de la historia, sin embargo, cuando la gente migra por que en su país no encuentra los medios para satisfacer sus necesidades básicas, entonces, estamos frente a otra realidad. Es importante mencionar que, los satisfactores se dan con bienes y servicios que proceden generalmente de tres fuentes; a) De la producción económica es decir, producir o crear un bien o un servicio, cosa que en nuestro medio, es muy escaso -no hay fuentes de empleo-; b) Del intercambio no mercantil con otros seres humanos es decir, confianza, identidad, trabajo por el tejido social y por último c) Del medio ambiente natural, digamos, agua potable, aire para respirar, etc. Para nuestro infortunio, el Estado no ha cumplido con su papel principal, garantizar y procurar la vida. Según la encuesta de ENCOVI 2011-2012, el 70% de los hogares tiene acceso a servicios básicos, pero, solo el 30% de los hogares del área rural, tiene acceso a estos servicios; después de 10 años, no creo que la situación haya mejorado sustancialmente.
En ese orden de ideas, la migración se acentúa cada vez más y más, el 29 de mayo del año recién pasado -2021- el subsecretario de CONAMIGUA, Sr. Álvaro Caballeros dio a conocer que, diariamente emigran unos 300 guatemaltecos hacia Estados Unidos, es decir, más de 100 mil personas al año, como he reiterado en otras ocasiones, los vecinos no viajan porque quieren, sino porque acá, el gobierno los ha obligado a dejar a sus familias. Traigo a colación, lo dicho por Alejandro Giammattei en una entrevista a un programa internacional: “Los procesos de migración en nuestro país, representan una vergüenza para nuestro país, porque eso implica que, como Estado, hemos fracasado”. Entonces, esto viene a confirmar lo que siempre hemos dicho, vivimos en un Estado FRACASADO, porque, los que gobiernan son unos FRACASADOS. La emigración, no es la solución para elevar el nivel de vida de los habitantes de un país, en este caso, Guatemala, sin embargo, las remesas familiares que los migrantes han estado enviando año con año a nuestros pueblos, ha trascendido enormemente a tal punto que, esos millones y millones de quetzales, han sido el motor de desarrollo económico de Guatemala. Qué contradicción, el Estado a fracasado en proporcionar a sus habitantes los satisfactores de sus necesidades y al mismo tiempo, se beneficia de las remesas familiares de las personas que, tuvieron que irse del país. No solo, sino también.
En ese orden de ideas, la Organización de las Nacional Unidas -ONU- decidió conmemorar el 16 de junio de cada año, el DÍA INTERNACIONAL DE LAS REMESAS FAMILIARES, según este organismo internacional, más de 200 millones de mujeres y hombres trabajadores migrantes envían dinero a más de 800 millones de familiares en sus países de origen. En valores monetarios significa un movimiento de flujo de dinero que alcanzó los 605 mil millones de dólares en el año 2021, según el Banco Mundial.
Estuve muy atento de los principales programas de radio que generan opinión, sin embargo, hasta esta hora -20:15-, nadie hacía referencia o nadie se acordó de este día. Muy lamentable, toda vez que, esos emolumentos económicos han venido a paliar la crisis que Guatemala ha estado viviendo desde hace décadas.
Traigo unos datos a manera que podamos comprender el aporte económico de nuestros hermanos migrantes: En el año 2019, ingresaron al país 10 mil 508 millones 300 mil dólares -82 mil 490 millones 155 mil quetzales-, muy a pesar de la pandemia, en el año 2020, se incrementó un 7.9% respecto al año 2019, mientras que en 2021, el total de remesas familiares sumaron 15 mil 295 millones 700 mil dólares, es decir, 120 mil 71 millones 245 mil quetzales, muy por encima de las divisas recibidas en ese mismo año, por concepto de exportaciones.
¡La migración debe ser un derecho humano!
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.