Recientemente escuché a una persona que admiro mucho, compartir en un tema lo que él denomina: “el mes de los deseos”, refiriéndose a enero y haciendo alusión a que, durante este mes, todos estamos enfocados en todas aquellas cosas que anhelamos conseguir durante el nuevo año.
Lamentablemente, con el transcurrir de los días y conforme las semanas van pasando, todos aquellos anhelos se van quedando atrás y no dejan de ser solo eso, algo que anhelamos.
En repetidas ocasiones y en diversos medios hemos escuchado la importancia que tiene planificar, anotar cada uno de los propósitos que nos establecemos cada año, pero, a la vez, asignarles fecha, así como detallar paso a paso todo lo que haremos para que dicho anhelo se materialice.
Dejar atrás malos hábitos, como fumar, y empezar a adquirir hábitos saludables, como hacer ejercicio, además de adelgazar o saldar las deudas económicas, son algunos de los propósitos más frecuentes que marcan el comienzo del Año Nuevo.
Sin embargo, la mayoría de las personas no consigue llevarlos a cabo durante 12 meses, y los abandonan mucho antes de lo esperado. Expertos aseguran que para que esto no suceda es aconsejable tomar ciertas medidas, como: Empezar cuanto antes, «porque la acción precede a la motivación, y no al revés». No hace falta esperar a sentirse lleno de energía y plenamente motivado para empezar una dieta de adelgazamiento, por ejemplo; cualquier pequeña acción dirigida a conseguir el objetivo facilita que lo llevemos a cabo.
Si fallamos debemos volverlo a intentar y aún mejor, aprender de nuestros errores para enmendar lo que no hayamos hecho correctamente. Bajo ninguna circunstancia tomemos decisiones absolutas del tipo «nunca más»; debemos ser realistas y proponernos reducir la frecuencia de los intentos fallidos. Podemos también contarle a alguien más nuestros propósitos, con el fin de que nos ayuden a tenerlos más presentes.
Vivimos en una sociedad en la que más es mejor, pero cuando se trata de metas, menos es la respuesta correcta. Tener muchos propósitos que cumplir en nuestro día a día nos genera estrés innecesario, lo que contribuye a que fracasemos con todas las metas que nos propusimos. Un punto muy importante es que los propósitos de año nuevo son en realidad hábitos. Para lograr construir un nuevo hábito en nuestra vida es necesario tomar decisiones conscientes a lo largo del tiempo.
El problema es que la toma de decisiones agota nuestra energía mental, que en realidad se trata de nuestra fuerza de voluntad; cuando nuestra energía mental está agotada, nuestro autocontrol o fuerza de voluntad también disminuye, lo que ocasiona que nuestras decisiones sean incorrectas.
La clave para lograr nuestros propósitos será la constancia, la práctica diaria hace que logremos cosas extraordinarias. Pensemos en los atletas de maratón o en los mejores deportistas del mundo: ellos no nacieron con más oxígeno en la sangre o con unos cuantos músculos extras, ellos practican todos los días para sobrepasar sus propios límites.
Todos queremos que este año sea fabuloso, y ser parte de ese pequeño porcentaje de personas triunfadoras que logran sus propósitos. Por tal razón, enfoquémonos en ser efectivos e ir paso a paso, para así garantizar el logro de nuestros propósitos.
Al final del día (o del año en este caso), siempre habrá personas negativas que quieran desmotivarnos; pero la decisión está en nosotros, este año es un comienzo nuevo y somos nosotros quienes decidimos qué haremos con él.
Mercadóloga especialista en Gestión de Proyectos. Capacitadora, motivadora, estratega y analista empresarial.