Hablar de incumplimiento e incapacidad gubernamental, en Guatemala, no es nada nuevo ni extraño; son tantas y tantas las ejemplificaciones y señalamientos sobre el particular que, cualquier espacio disponible, sería poco para enumerarlos. Tampoco es aventurado suponer que, exceptuando la década de 1944 a 1954 del siglo pasado, en que gobernaron Juan José Arévalo Bermejo y Jacobo Arbenz Guzmán, todas las administraciones gubernamentales a nivel nacional, departamental y municipal posteriores, exceptuando algunas pocas y honrosas excepciones, hasta la actual, siguen dejado un mal sabor de boca en la población guatemalteca.
Sería retro traernos mucho en tiempo y espacio sobre el particular; así que, quien lo dude, que solo vuelva su atención a quienes han ejercido el poder de 1954, a la fecha. Ahí, encontrarán, la mejor respuesta.
Lo más lamentable sobre este problema, es que, a partir de 1954, la situación, ha venido empeorando y se sigue deteriorando, hasta llegar al preocupante nivel que hoy, enfrentamos en Guatemala. A nivel nacional y durante las dos administraciones pasadas, en el país, se contaba con la presencia de la CICIG, lo que permitió descubrir la corrupción que se había adueñado del gobierno; todavía están en prisión, un expresidente y ex vicepresidenta y otros exfuncionarios por los escandalosos robos y corruptelas en que participaron.
A ese gobierno también perteneció uno de los peores congresos que ha tenido Guatemala; basta recordar que a éste gobierno perteneció el grupo conocido como PACTO DE CORRUPTOS, cuyo calificativo, explica el por qué, calificarlos así. Esta gavilla, siguió “trabajando” en la siguiente administración y, algunos de sus miembros que fueron reelectos, forman parte de la actual legislatura y, para decepción de la ciudadanía, siguen “honrando” el calificativo que los identifica como tales.
La CICIG, constituía una garantía para enfrentar la corrupción, pero, cometió el “pecado” de denunciar la corrupción en que estaban involucrados un hijo y un hermano del entonces presidente en la pasada administración; es más, hizo algunos señalamientos y también denunció, al mismo presidente. Ello le valió la animadversión del presidente, hasta que logró, aprovechándose del cargo, terminar con la gestión de la CICIG.
El entonces presidente, que como candidato se presentó como “ni corrupto, ni ladrón”, resultó igual que su inmediato anterior; logró su venganza, pero, dejó en el país, la referencia de encabezar uno de los peores gobiernos que ha tenido Guatemala. Aprovechando que la ley lo permite, se refugió en el Parlamento Centro Americano para agregarse a una institución y cobrar un sueldo en dólares por hacer lo que, en Centro América, todos señalan: nada, absolutamente nada pues, el PARLACEN, no es más que una vergüenza, una carga y un gasto sin justificación para los países que aún lo integran y los que, mucho han tardado, en clausurarlo.
Y en este acontecer del sufrido pueblo de Guatemala, llegamos a la actual administración gubernamental donde, en cada proceso electoral, se tiene y retoma la esperanza de que, por fin, tendremos un gobierno que, efectivamente, responda a lo que el país necesita, pero, esa esperanza, amenaza en convertirse en una decepción más, que es lo que ha sucedido en las administraciones pasadas.
Así como el anterior presidente se presentó como ni corrupto ni ladrón y al tiempo todo hace suponer que resultó todo lo contrario, el actual, también, como candidato, ofreció combatir la corrupción y, tal parece que, el incumplimiento y la corrupción, siguen estando presente, con el agravante de que, mucho de lo relacionado con la pandemia, se viene mencionando como el canal por donde la corrupción, presumiblemente, se está llevando a cabo. Hay mucho que se podría señalar en tal sentido; ya habrá oportunidad de referirnos a ello, aunque mucho de esto, está siendo denunciado por los medios de comunicación, especialmente en “el Periódico” que, en su edición del 14 de septiembre en curso, aborda la corrupción y su relación con el narco tráfico, en un amplio artículo sobre el particular. AL TIEMPO.
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