El complejo de edificios que fuera construido como terminal para el Ferrocarril de Los Altos a principios del siglo pasado en la Ciudad de Quetzaltenango, y que funcionó con ese propósito únicamente de 1930 a 1933, sufrió su primera metamorfosis cuando paso a ser sede de “Región Militar” en el año de 1945 y más tarde Brigada Militar “Manuel Lisandro Barillas”. La Brigada Militar, también conocida como Zona Militar 17-15 fue clausurada en el año 2004 por decisión del Presidente Oscar Berger, obedeciendo a lo dispuesto en los Acuerdos de Paz de 1996. De tal cuenta, las instalaciones que sirvieron como estación-terminal del Ferrocarril de Los Altos, y luego como instalaciones militares (por casi 60 años), están sufriendo su siguiente metamorfosis, y se espera la última, al convertirse a partir del 2005 en las instalaciones de lo que es un gran Centro Intercultural Regional. Para el efecto se ha constituido una asociación bajo la denominación de Consejo para el Desarrollo Intercultural y Deportivo de Quetzaltenango, consejo con personalidad jurídica y con una integración publico-privada, conformada por representantes de la Municipalidad de Quetzaltenango, de la Gobernación departamental, de la Mesa de Concertación de Occidente, del Grupo Gestor de Quetzaltenango (entidad que ha facilitado el proceso), por la Mesa Económica Interinstitucional de Quetzaltenango, y por la sede local de la Confederación Deportiva Departamental. Esta integración ha sido todo un ejercicio democrático y de puesta en común de intereses; ha sido un esfuerzo de generar confianza y asociatividad.
A finales del siglo XIX fue cuando se gestó la idea de construir una red ferroviaria que conectara la Costa Sur con el Altiplano Occidental, vinculando Retalhuleu con Quetzaltenango, y se proyectaba continuarlo posteriormente hasta Totonicapán, Huehuetenango, San Marcos y Sololá. Fue realmente un proyecto visionario.
La primera propuesta formal para construir el ferrocarril llegó al Ayuntamiento de Quetzaltenango en 1896, firmándose el compromiso de construcción en 1899 entre el Presidente Manuel Estrada Cabrera y el Ingeniero Luis Bueron, quien tendría el usufructo por 75 años, representando a empresarios quetzaltecos y al gobierno en una inversión que requeriría de 2 millones de pesos oro. Los trabajos físicos se iniciaron hasta 1910, desde los dos puntos extremos, es decir, desde Quetzaltenango y desde San Felipe Retalhuleu.
La historia de la construcción del Ferrocarril de Los Altos fue un proceso complejo, tanto en lo técnico como en lo económico. En lo técnico puesto que por la pendiente tan pronunciada (de 600 a 2,300 metros sobre el nivel del mar), tuvo que diseñarse ex profeso cada vagón como un tranvía, instalándole un motor eléctrico a cada uno. Para el efecto se construyó una planta hidroeléctrica con capacidad de 6 megavatios. Y las dificultades económicas fueron muy serias, puesto que hubo que superar varias crisis, una de ellas la Primera Guerra Mundial que obligó a suspender los trabajos temporalmente; y luego la gran depresión de finales de la década de los 20 que afectó a los países occidentales. Superadas las dificultades, el ferrocarril se inauguró el 31 de marzo de 1930.
Por desgracia, en el año 1933 hubo en la región una tormenta tropical lo que causó la destrucción de varios de los puentes construidos para el tren. Además se anegó la planta hidroeléctrica, y los costos de reparación de la línea férrea y la planta hidroeléctrica superaban las capacidades del Estado, especialmente debido a que se vivía la depresión económica tan severa que afectaba al Mundo. Por esa razón, el gobierno de la época, presidido por Jorge Ubico, decidió no reparar la vía, y más bien utilizar los rieles del tren para usarlos como postes para el cableado eléctrico de los pueblos de occidente, y la planta de energía eléctrica para dar servicio de luz a la región. Así concluyó la historia del célebre Ferrocarril de Los Altos, que siguió siendo un orgullo de los quetzaltecos y que se rememora con la famosa pieza musical de marimba de Domingo Betancourth.
Así como la construcción del Ferrocarril de Los Altos fue un esfuerzo ejemplar de su época, hoy lo es el esfuerzo por consolidar el Centro Intercultural, que es un foco de cultura, un icono para la Ciudad de Quezaltenango y la región occidental del País. Este centro cultural cuenta con museos; bibliotecas; áreas para exposiciones, conciertos y conferencias; áreas para la práctica de deportes federados; así como facilidades para cafeterías, venta de artesanías, oficinas de turismo y estacionamiento de vehículos. El complejo cuenta con varios edificios en un área de 40 mil metros cuadrados, en un punto estratégico de la ciudad.
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