Eso es lo que son, todas las personas que cometieron el atroz delito de comprar pruebas falsas para detectar COVID-19.
Según el diccionario de la lengua española, criminal es un adjetivo perteneciente o relativo al crimen, también es un adjetivo que implica o conlleve crimen. Impulso criminal. Y para que no haya ninguna duda, la palabra CRIMEN se define como “delito grave”, “acción indebido o reprensible o acción voluntaria de matar o herir gravemente a alguien”. En ese sentido, son unos criminales, los que han robado el dinero del pueblo, a través de compra de pruebas falsas. Qué asco de personas, inmorales, sin pudor, sin sangre en la cara, sabiendo que el dinero que robaron, el pueblo que está naciendo hoy y durante los siguientes 25 años, lo pagará, porque ese dinero, el hijo de … de Giammattei, lo pidió prestado.
Ese “negocio” es corrupto, es decir, es un robo en plena pandemia, dirigido por Giammattei, la ministra de Salud Pública, el gerente administrativo y el representante de la “empresa” proveedora. Sin lugar a dudas, Giammattei ya tenía conocimiento del caso, por esa razón trasladó al gerente financiero –Ronaldo Estrada Rivera- a uno de los viceministerios del Ministerio de Cultura y Deportes. Definitivamente Estrada Rivera, metió las manos y las metió bien en ese “negocio”, por qué lo digo, porque, cómo es posible que el Sr. Estrada Rivera haya firmado contrato con el Sr. Juan Pablo Arocha Urbina, a sabiendas que él –Arocha Urbina- no fue la persona que presentó declaración Jurada como Representante Legal de la empresa proveedora. Es decir, el Sr. Luis Alfredo Arocha Bermúdez el 8 de septiembre del año pasado, con documento en mano, dijo ser el Gerente General y representante legal de la empresa Kron Científica e Industrial Sociedad Anónima y presentó su declaración jurada. Así las cosas, una persona declara bajo juramento ser Representante Legal, y quien firma contratos es otra persona, que también dice ser representante legal, pero no bajo juramento. En fin, no hay ladrón, sin encubridor.
Estimado lector, ¿cuántas personas perdieron la vida, por usar pruebas falsas para detectar COVID-19? Cómo siempre he dicho, cada quién saque sus propias conclusiones, pero, de que son asesinos, por supuesto que son asesinos y ladrones. No perdamos la confianza, el fiscal Stuardo Campo jefe de la fiscalía contra la corrupción del Ministerio Público, es otro de los fiscales que ha dado muestras de hacer bien su trabajo en el combate contra la corrupción, él está asignado para realizar las pesquisas y así lograr que caiga todo el peso de la ley sobre estos engendros del mal.
A todo esto, los mexicanos ya van por la segunda dosis de vacunación, mientras que Argentina, Perú, Costa Rica, Chile y otros tantos ya casi culminaron la primera dosis, solo quedamos Guatemala, Honduras, Nicaragua, Cuba –el caso de este país, es otra historia- y otros pocos países, sin la bendita vacuna, pero, la culpa no es de Pfizer, ni de AstraZeneca menos de Sputnik V, la culpa es de la corrupción que se maneja en casi todos los niveles de la administración pública.
Hoy –ayer- precisamente llegó a nuestro país las primeras 5 mil dosis de vacunas, las cuales fueron donadas por Israel. En este caso, Giammattei no tiene absolutamente nada que decir al respecto, es un juego político internacional, donde Guatemala salió beneficiada con esa cantidad de dosis para ser aplicada a 2 mil 500 personas, ojalá sean beneficiadas las personas que están en primera fila combatiendo la pandemia. Ni se les ocurra vacunar a Miguelito, porque entonces será la gota que rebasará el vaso.
Señor ministro de Relaciones Exteriores, deje de pedir donaciones de vacunas a los países “amigos”, échele dos manos a Giammattei para agilizar las compras de estas vacunas, no importa de qué país vengan.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.