En toda actividad humana —individual o colectiva— se requiere de la credibilidad y confianza de sus interactuantes. El caso del Gobierno actual ha perdido la credibilidad y confianza de la población en un 85 por ciento».
El 85 por ciento de la población (el porcentaje es una estimación personal), no cree y no confía en el accionar del Gobierno actual, encabezado por el presidente Jimmy Morales. Pero ¿Cuáles son las razones de tan baja credibilidad y confianza?
Son múltiples, pero citaré algunas: a) Al haber promovido la expulsión del comisionado internacional contra la impunidad en Guatemala (Cicig), Iván Velásquez Gómez; en este caso, el pueblo comprende, que, quienes están en contra del accionar actual de la Cicig, es porque están a favor de la corrupción, así de sencillo. b) Recibir un bono extra de parte del Ejército, de Q 50, 000.00, sin haber demostrado el más mínimo gesto de rechazo. Bueno, seguro no le alcanzaban los Q 148,000.00 que devenga mensualmente como presidente de uno de los países más pobres del continente. c) Destituir —por instrucciones de algunos sectores económicamente pudientes— al superintendente de administración tributaria, SAT, cuando a todas luces estaba realizando un excelente trabajo. d) En contribución a la ineficacia gubernamental, el ministro de Ambiente y Recursos Naturales, señala que un ministro no necesariamente debe poseer experiencia o preparación específica para ejercer el puesto. e) Nombra a una inexperta profesional como ministra de Relaciones Exteriores. f) Descabeza a la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), y los efectos de esta falta de preparación y experiencia están a la vista, y lástima por el pueblo. g) Se aísla de la anterior fiscal general de la nación. h) Por otra parte, personas individuales y sectores organizados señalan poca capacidad y falta de experiencia en gestión pública al presidente de la República, y, adicionalmente, está rodeado de un equipo que no responde a los intereses, problemas y expectativas de la población guatemalteca.
Ante estas y otras debilidades gubernamentales, el pueblo de Guatemala debe aprender: a) Elegir con madurez a las futuras autoridades, porque no es cierto que no se requiera de experiencia y formación académica para ocupar un puesto público. Al contrario, las personas que nos gobiernen deben estar bien preparadas académicamente y con reconocida honorabilidad. b) Que las universidades del país retomen con seriedad y mayor compromiso su misión de formar a excelentes líderes para que dirijan el país en las diferentes actividades y áreas del conocimiento. ¿Por qué señalo a las universidades? Porque un alto porcentaje de los anteriores y actuales funcionarios han egresado de alguna universidad, pero evidentemente no están bien preparados en la ética profesional, ni en las competencias que requieren su formación académica. d) A quienes aspiran ocupar un puesto por elección popular o por nombramiento, deben prepararse académicamente y desarrollar las competencias que requiere el puesto o cargo. De lo contrario, seguiremos quejándonos y sufriendo las consecuencias tal como sucede actualmente.