Proverbios 27;17 El hierro se afila con el hierro y el hombre al relacionarse con el hombre.
El ser humano por lo general es un ser social. Pocas veces prefiere vivir aislado del mundo. Esa es la razón por la cual se forman grandes ciudades porque la gente requiere del calor humano a su alrededor. Sin embargo, la convivencia se torna asfixiante con la cercanía, algo muy común en los matrimonios y en las relaciones laborales en el correr de los años. Empezamos a ver los males y errores de los demás y también observan los nuestros.
Es acá, donde se hace necesario “crear atmósferas”. Se hace importante tener la capacidad de crear un ambiente positivo en el cual la mente pueda aumentar sus niveles de creatividad y productividad además de las buenas relaciones.
La diferencia entre un termómetro y un termostato, estriba en que el primero mide la temperatura y el segundo la regula. Nuestro cuerpo tiene su propio termostato. Necesitamos del segundo para crear atmósferas según sea el caso.
Hay atmósferas de dolor en una familia que tiene un familiar enfermo. En un matrimonio puede haber atmósferas de escasez económica que a su vez genera otro tipo de ambiente. En una empresa se presentan atmósferas de contienda entre compañeros de trabajo o en la relación “patrón versus trabajador”. El ambiente de un joven abandonado por sus padres puede ser de ansiedad.
Por otro lado, hay también atmósferas de alegría, regocijo, fiesta y jolgorio en otro tipo de familias y empresas, donde la creatividad está incrementada considerando el tipo de atmósfera creada.
Lo que es un hecho, es que cada uno de nosotros tiene la capacidad total de generar su propia atmósfera para una sana convivencia, a pesar de la diferencia de opiniones y gustos personales
Una atmósfera de tranquilidad en una empresa, genera buenas relaciones y una mayor productividad para la misma.
Ahora bien, la creación de una atmósfera, está supeditada al interior de la persona. Jesús lo dijo en “Lucas 6:45 El hombre bueno dice cosas buenas porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas porque el mal está en su corazón. Pues de lo que abunda en su corazón habla su boca”.
Cada vez que exista una atmósfera que nos haga sentir incómodos, pensemos en cuan responsable somos de la misma y cuanto podemos hacer para cambiarla. Ser flexible, compartir un café, etc., son elementos que pueden cambiar una atmósfera tóxica a una de productividad y alegría.
Cardiólogo - Coach/Conferencista coachedwinibarra@gmail.com