Los efectos de las enfermedades que han sorprendido al mundo, son catastróficos, con daños irreparables, sobre todo, las enfermedades que se convierten en pandemia, en este siglo hemos tenido la oportunidad de vivir o ser sobrevivientes de COVID 19; en Guatemala estamos a escasos días de cumplir dos años.
Como es obvio, los habitantes de los países con niveles alarmantes en calidad de vida, son los más castigados, y para mala fortuna nosotros estamos en esa lista de países tercermundistas, aunque, a decir verdad, no somos países tercermundistas, sino, somos gobernados por gente tercermundista en principios y valores, criminales de cuello blanco, incluso, nombran el nombre de Dios para cometer sus más criminales fechorías.
Hasta el 9 de febrero del presente año, en el mundo han fallecido 5 millones 753 mil 793 personas, no es sorpresa ni de extrañar que el continente americano –nuevo mundo según los españoles- ha aportado el 44% del total de fallecidos. En Latinoamérica, Brasil ocupa el primer lugar con 635 mil 421 personas fallecidas, le sigue México con 310 mil 627 personas, y Guatemala –nuestro país, por el cual suspiramos, luchamos y jamás vamos a claudicar- ocupa el décimo lugar, por encima de Cuba, Venezuela y Nicaragua, países que ciertas personas –los de la patria del criollo- les da miedo, porque según ellos, son países comunistas, antidemocráticos y que están en la vil calle de la pobreza, pero, oh sorpresa, Guatemala lleva 16 mil 542 muertes y los tres países “comunistas” juntos suman 14 mil 183 personas fallecidas, es decir 2 mil 359 personas fallecidas menos que nuestro país capitalista, democrático, soberano e independiente.
Es posible que, más alguno haya dicho, claro, porque Cuba no ha transparentado todos los datos, pues digamos que talvez si, sin embargo, Cuba nos lleva la delantera casi en todo, veamos solo un ejemplo, en los últimos juegos olímpicos -2021- Cuba ocupó en el medallero el lugar decimocuarto, por encima de países europeos, y nosotros no aparecemos por ningún lado, incluso llevamos 23 años celebrando el único gol que le hicimos a Brasil, qué nivel tercermundista la de nuestros dirigentes deportivos, sociales, económicos, religiosos y por sobre todo, políticos.
Entonces, ¿Cuál es la causa de nuestro nivel tercermundista? Lo que COVID 19 y sus variantes han ocasionado a nuestro país, no es nada comparable con la variante corrupta e inmunda de la Nueva FECI y su criminal jefa –*con todo respeto, he utilizado estas palabras pronunciadas por el Lic. Juan Francisco Sandoval-, y no es para menos, esta señora ha delinquido, ha cometido DELITO, plagió una tesis de doctorado y llevamos más de seis meses y esta fulana no ha podido demostrar lo contrario, en ese sentido, Consuelo Porras es una delincuente.
Abierta y sinvergüenza ha actuado en contra de la justicia y la paz social de la ciudadanía, desbarató, desquebrajó, desmanteló toda la estructura ética, justa y ecuánime incluso legal del Ministerio Público para el servicio del crimen organizado, léase, narcotráfico, malversación de fondos, lavado de dinero, corrupción a gran escala –distorsión de políticas o de funciones centrales del Estado-.
Desde agosto de 2019 empezó su plan diabólico, inauguró la nueva FECI y con ello, la no contratación de 60 investigadores y fiscales guatemaltecos que estaban en la CICIG en ese entonces. No le tembló la mano para deshacerse del fiscal campeón contra la corrupción –Lic. Francisco Sandoval-, menos le ha temblado la mano para perseguir a los fiscales que en su momento dieron lo mejor de sí para luchar contra las personas que han ocasionado más daño –muerte y pobreza- a Guatemala que el mismo COVID 19.
Es inaudito lo que esta persona está ocasionando en el país, pero, es aún más inaudito el letargo en que hemos caído como ciudadanos ante semejante atropello. Es acaso nuestra realidad lo que describe la doctora María Cristina Gómez Isaza en su escrito AQUÍ NO PASA NADA: la corrupción es Macondo.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.