Aristóteles (884-322 a. C.) afirmó que “nadie puede amar a alguien si primero no lo conoce”. Y antes de él, Sócrates (470-399 a. C.) había dicho: “conócete a ti mismo”. Estas dos ideas son sólo un ejemplo de que el conocimiento personal es importante para un excelente desenvolvimiento de sí mismo en los diversos entornos de la vida del ser humano.
Hay un ejercicio que les propongo para irse conociendo un poco a sí mismos. Esta vez voy a apoyarme en (Fritzen, 1987) quien nos explica esta técnica de una manera muy fácil. La ventana de Yohari se debe a Joseph Luft y Harry Inghanm. Ellos nos proponen un esquema que puede servirnos para que conozcamos nuestros propios comportamientos y los de los demás.
Según esta técnica de conocimiento, el ser humano tiene cuatro áreas. Usted tome una hoja en blanco y divídela en cuatro partes.
Área libre: el primer cuadrante (espacio superior izquierdo) es el único claro y libre. En este cuadrante se escribe lo que yo sé respecto de mí. Aquí se encuentran las experiencias y los datos conocidos por la propia persona y por quienes la rodean. Por ejemplo, puedo escribir mi nombre, mi modo de trabajar, su color preferido, los gustos por las comidas, etc. Aquí incluyo lo que yo sé de mí y lo que los demás también pueden conocer de mí.
Área ciega: en la parte superior derecha hay una zona denominada “área ciega”, es decir, lo que yo desconozco de mí. En esta parte se encuentran informaciones respecto de nuestro “yo” que nosotros ignoramos, pero que son conocidos por los demás. por ejemplo: nuestra manera de actuar, nuestro modo de hablar, el estilo de relacionarnos con los demás. Cuando uno habla transmite mucho de lo que uno es, uno no es consciente de eso, pero los demás sí se dan cuenta de esas características.
Área oculta o privada: es el espacio inferior izquierdo, es decir, el área oculta para los demás. Contiene informaciones que uno mismo sabe respecto de sí, pero que son desconocidas por los demás. Aquí esta todo lo que conocemos de nosotros mismos y ocultamos a los demás. Asumimos una actitud de silencio ante algunas cosas muy propias de nosotros, porque tememos a las críticas y comentarios de los demás. Hay sentimientos y pensamientos que no revelamos a los otros, porque pueden juzgarnos de manera muy dura; por lo que preferimos mantenerlos en secreto. Hay que reflexionar las razones del por qué yo no quiero rever algunos sentimientos. Lo recomendable es asumir el riesgo de expresar lo que pensamos y sentimos, para deducir realmente la reacción del grupo.
El área desconocida: el cuadrante de la parte inferior derecha representa aquellos factores de nuestra personalidad de los que no somos conscientes y que también son desconocidos para las personas que están en contacto con nosotros. Son características de nuestra personalidad que ni yo sé ni los demás saben. Aquí pueden estar aspectos de nuestros primeros años de vida, que aún falta que sean descubiertos. El reto para nosotros es trabajar un poco la primera infancia, para poder ir conociendo más de lo que realmente somos.
Intente practicar este ejercicio de conocimiento. Como día al principio, el conocimiento de sí mismos nos hace personas más plenas y felices. Si de verdad queremos amarnos más y mejor, tenemos que explorar nuestra propia vida y descubrir la grandeza que está dentro de nosotros.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.