En Guatemala se han desatado una serie de acontecimientos para deslegitimizar las protestas en donde la población muestra su descontento con el gobierno de turno. En realidad, no es la primera vez que se intenta confundir a la población para hacer parecer que son otros sectores los culpables de la supuesta desestabilización.
Desde los años del conflicto armado, según lo cita el Centro Internacional para Investigaciones en Derechos Humanos (CIIDH) en el informe en donde presentó la historia de la violencia deliberada y sostenida que las fuerzas estatales guatemaltecas usaron durante el conflicto armado interno en Guatemala. En dicho informe, las fuentes consultadas en su mayoría a violaciones cometidas por el Ejército, la Policía u otros agentes uniformados del Estado, fuerzas paramilitares controladas por el Estado (desde patrulleros de autodefensa civil, hasta los altamente entrenados cuasi oficiales escuadrones de la muerte), para el presente artículo se citan algunos ejemplos.
En abril de 1961, en las calles de la capital, estudiantes y miembros del proscritos partidos comunistas manifestaron en contra de la participación del gobierno guatemalteco en el entrenamiento de mercenarios cubanos para la invasión de Bahía de Cochinos. Las fuerzas de seguridad reaccionaron con violencia hacia los manifestantes, resultando muertas tres personas (CIIDH). Al año siguiente, miles de estudiantes tomaron las calles formando la protesta más grande en Guatemala. El gobierno no podía aterrorizar a sus oponentes en forma abierta. Entonces, inició un ataque en contra de los manifestantes en los medios de comunicación. Luego, Ydígoras, para conservar el poder, hizo un pacto con el Ejército para obtener apoyo.
Como resultado de ese pacto, en los años siguientes hasta la fecha el gobierno se ha aliado al ejército para implementar estrategias de “inteligencia”.
Un primer ejemplo son las masacres que el ejército cometía en poblaciones indígenas, vistiéndose o disfrazándose de guerrilleros para aparentar que las masacres venían de esa organización. Otro ejemplo es la quema de la embajada de España en donde campesinos y estudiantes tomaron la sede para que se escucharan sus peticiones, pero las fuerzas de seguridad ahí dispararon lo que se cree que haya sido un lanzallamas o un expulsor de gas inerte(CEH), mientras la versión oficial decía que los manifestantes se inmolaron.
Un ejemplo más reciente es el asesinato de Monseñor Gerardi, aparentando que habría sido un crimen de delincuencia común y no de Estado como posteriormente se establecía. Y lo mismo vemos ahora cuando existen claras evidencias de infiltrados en manifestaciones pacíficas, personas que no son de la población civil sino tienen todo el tinte de estrategias para quitar legitimidad al verdadero sentir de los ciudadanos.
Al final pretenden dividirnos en izquierda y derecha, pero, las sociedades como cualquier fenómeno en el mundo avanzan y cambian, y en pleno año 2020 no pueden engañar a todo un país, todos sabemos que detrás de éstas estrategias está el poder del Estado, lo más bajo que podría suceder es que la justicia establezca que el gobierno se prestaró a negociar con pandillas o mareros.