La conducta del ser humano es impredecible, errática, ligada a las emociones y en algunos casos hasta con tendencia al peligro y al daño al prójimo. La buena convivencia del ser humano está condicionada justamente a la conducta. Se han creado leyes para regular la conducta humana. Sin embargo son leyes que atañen al exterior de la persona. Nunca desde el interior.
Sin embargo, cuando la ley es sembrada en el corazón, hablamos en otra onda etérea. Justamente, la Palabra de Dios dice en Hebreos 10:16«La alianza que haré con ellos después de aquellos días, será ésta, dice el Señor: Pondré mis leyes en su corazón y las escribiré en su mente.” Debemos recordar también que: “De la abundancia del corazón, habla la boca”
El gran rey Salomón nos dejó instrucciones respecto a ciertas conductas s del ser humano que son aborrecibles ante la presencia de Dios:
Proverbios 6:16-19 “Hay seis cosas que detesta el Señor y una séptima que aborrece del todo: ojos altaneros, lengua mentirosa, manos manchadas de sangre inocente, mente que trama planes perversos, pies ligeros para correr hacia el mal, testigo falso que difunde mentiras y el que atiza discordias entre hermanos.”
Desde una perspectiva humana, será imposible no practicar estas conductas aborrecibles por Dios. Pero la presencia de su Espíritu Santo “en” nosotros es el motor del dominio propio para ejecutar nuestras acciones en la vida diaria. La vida empresarial caminará un mejor camino justo cuando la Palabra sea lumbrera en sus decisiones empresariales.
Cardiólogo - Coach/Conferencista coachedwinibarra@gmail.com