El top 10 municipal
Referirnos al término competitividad es adentrarnos a un tema apasionante, con significados de acuerdo al contexto donde nos ubiquemos, pudiendo definirlo desde ámbitos relacionados con: la persona, la institución, la empresa y el territorio, principalmente. Para efectos de esta columna referiré a la competitividad desde el ámbito territorial.
De acuerdo con el Foro Económico Mundial, la competitividad es entendida como el “conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país” —en nuestro caso de un territorio—. El Foro Económico Mundial es la organización responsable de publicar anualmente el Índice de Competitividad Global, que evalúa el desempeño de más de 130 naciones, incluida Guatemala.
En nuestro país se han iniciado esfuerzos para medir la competitividad de cada departamento (22) y municipio (340). La Fundación para el Desarrollo de Guatemala —Fundesa—, elaboró en 2015 el primer Índice de Competitividad Local —ICL—, que se encuentra disponible en la página del Programa Nacional de Competitividad —Pronacom—. Actualmente, el Observatorio Económico Sostenible, liderado por la Universidad el Valle de Guatemala, cuenta con una versión preliminar de este índice a nivel departamental, que fue actualizado durante el presente año.
Es importante mencionar que el ICL contempla en su evaluación tres áreas importantes, que son: requerimientos básicos, potenciadores de eficiencia, y; factores de innovación y sofisticación. Cada área con sus respectivos pilares o temas de análisis, que son aplicados metodológicamente según el territorio que se evalúe: país, departamento y municipio.
Quetzaltenango y su nivel de competitividad municipal y departamental
La evaluación realizada por Fundesa (2015) identifica al municipio de Quetzaltenango como el mejor calificado en nuestro departamento, encontrándose en la posición número 1 y en la posición 13 de 340 municipios. Seguidamente: Salcajá en el puesto 22, La Esperanza (45), Olintepeque (74), San Mateo (77), Coatepeque (79), Cantel (82), Almolonga (85), San Francisco La Unión (98), y; Zunil (99). El último lugar es ocupado por Colomba Costa Cuca, que se ubica en la posición 254 de 340 municipios.
Ahora, hagamos un recorrido a nivel departamental en la Región VI. De acuerdo con Fundesa (2015), el departamento mejor calificado de nuestra región fue Retalhuleu, que se ubicó en la posición número 6 (de 22 departamentos), seguidamente Quetzaltenango en la posición 7, luego Suchitepéquez en la 9, Sololá en la 15, San Marcos en la 17 y Totonicapán en el puesto 19, de 22 departamentos.
En 2018, el Observatorio Económico Sostenible nos da nuevos datos con variaciones importantes; veamos: Quezaltenango se encuentra en la posición 3 de 22 departamentos, San Marcos en la 5, Sololá en el puesto 10, Retalhuleu en el 15, Suchitepéquez y Totonicapán en las posiciones 16 y 17, respectivamente. Como notará, hubo un desplazamiento importante en la calificación de la mayoría de los departamentos.
También considero importante puntualizar que la calificación que sirve de base para determinar el ranking anterior sufrió variaciones a la baja (menor competitividad), como el caso de Quetzaltenango, que en 2015 se calificó con 55.63, y ahora, en 2018, con 43.60. Todos los departamentos de la región VI disminuyeron su nivel de competitividad en un promedio de 12 puntos.
Deseando no haberle confundido con mi explicación anterior, cierro comentando que, para elevar los niveles de competitividad de nuestro departamento y región, es necesario atraer inversiones estratégicas en materia de infraestructuras, principalmente la vial, la cual, es la base para el desarrollo territorial y empresarial. Por supuesto, dentro de los requerimientos básicos también se encuentran temas como la educación primaria, el fortalecimiento de las instituciones y la salud.
La energía eléctrica bien distribuida es vital para la competitividad. En este tema no puedo dejar de comentar la lamentable experiencia que vivió la ciudad de Quetzaltenango al quedarse sin el fluido eléctrico durante tres días consecutivos, situación que afectó a la mayoría de la población y a las diferentes actividades que se realizan en la ciudad. Ojalá que las autoridades municipales, la Empresa Eléctrica y el INDE, estén bien sabidos del daño causado, económico y social —hay que cuantificarlo— y que mejoren exponencialmente su eficiencia para prever y/o advertir, según corresponda; sucesos como este. Xelajú, la segunda ciudad en importancia, no puede quedarse sin energía eléctrica.
Como siempre, muchas gracias por su lectura.
Contador público y auditor, profesor universitario, consultor empresarial y voluntario en desarrollo económico local y competitividad.