Es oportuno reflexionar sobre lo que está sucediendo en el mundo debido a la pandemia del Coronavirus, muchas personas lo están tomando a la ligera como si fuera algo sin importancia, la realidad en los países en donde se han contagiado es bastante cruel y difícil la situación para quienes han perdido a sus seres queridos como víctimas de la enfermedad.
Independientemente de la religión que profese cada quien o, aunque no tenga ninguna religión, es de conocimiento público la historia de la liberación del pueblo hebreo de los egipcios, quienes para ser liberados pasaron por una serie de acontecimientos entre ellos las 7 plagas que mataron a muchas personas, la última plaga mataría a los primogénitos y los creyentes debían pintar la puerta de su casa con sangre de cordero, hubo muchos que no creyeron y sus primogénitos murieron.
A pesar de conocer la historia, en nuestros días muchos no pensamos siquiera en la posibilidad de que se repitiera algo similar, sin embargo, a finales de 2019 en Wuhan se dispersó un virus desconocido para el sistema inmune de los seres humanos que algunos superan, pero otros no, atacando sin piedad a las personas de mayor edad y a los niños. La solución para evitar el contagio: Quedarnos en casa.
Las autoridades guatemaltecas han dictado algunas medidas para evitar que el virus se propague debido a que ya se han detectado casos de ésta enfermedad en nuestro país, entonces a nosotros los ciudadanos nos toca poner nuestro grano de arena para que juntos podamos detener la propagación de ésta enfermedad y lamentar muertes que pueden evitarse.
Como en los tiempos de Moisés, es algo real lo que estamos viviendo es un virus que no distingue clase social, capacidad económica, lugar de residencia u otra clasificación que nosotros como humanos nos hayamos puesto, les puede dar a todos, y lo que se nos pide es que estemos resguardados dentro de nuestras casas, en primer lugar es una prueba de fe y en segundo lugar es una prueba de obediencia, puede que no estemos en el rango de los afectados pero tenemos padres, tíos, abuelos, compañeros de trabajo etc., que estén comprendidos en la zona de riesgo.
Es por ello que debemos contribuir con lo que se nos pide, por favor no salgan de casa, y no haga que los demás salgan de casa, si usted puede hacer la limpieza dígale al personal de servicio que valla a casa, si usted tiene personal a su cargo no los haga llegar a la oficina, no los haga llegar a trabajar, eso también es colaborar no piense en salvarse solo usted porque es tiempo de solidaridad y de pensar en todos en la medida en que evitemos el contacto persona a persona vamos a evitar que se propague la enfermedad, colaborar a salvar a los demás tiene un coso económico pero nada se compara con el costo de una vida, es por ello que el premio por colaborar con las demás personas será más grande, no es casualidad que nos toque vivir este acontecimiento, es igual que como se narra en el antiguo testamento entonces aprendamos la lección y apoyémonos entre todos.