En Guatemala sabemos que día a día todo relacionado a las identidades públicas o a la política son una porquería porque a la vez solamente vemos la destrucción del país a través de la corrupción, mentira, prepotencia, indiferencia y la impunidad. Es patético ver “policías en todas partes “y la justicia en ningún lado. No solamente pasan cosas malas en Guatemala, también leí sobre casi 4.3 millones de personas en Estados Unidos renunciaron a sus trabajos en USA casi un 3% de la población activa es significa de bares, hoteles, restaurantes, retail, servicios de oficina y en salud. Y esto seguro también está pasando en Guatemala todo está más caro, más horas de trabajo, menos paga mas probabilidad de contagiarse COVID19 y razones para simplemente renunciar.
Según muchas personas en Guatemala en los últimos días no hay COVID19 solamente por estar vacunados no significa que no sigamos respetando el distanciamiento, lavarse las manos, evita tocarte los ojos, nariz y boca, usa tu cubrebocas y quédate en casa. En todas partes se nota que muchos guatemaltecos estamos formando vagos en la casa, en las familias no ponen reglas, limites, márgenes y responsabilidades. La falta de amor en el hogar por parte de los padres no puede perjudicar el desarrollo integral del individuo.
El amor es disciplina, orden y respeto. Otro caso según Global Financial Integrity en US$2,700 millones de dólares, nuestro país es la tierra prometida. Solamente en la ciudad de Guatemala en 2020 Emetra recibió Q41.5 millones por multas, con lo que se pago más de la mitad de la nómina y sin multas dicen que no hay salarios. El error es llamarlos Policías Municipal de Transito, jamás alcanzan a ser eso, son una mafia, una guardia pretoriana, son abusivos, prepotentes, enemigos del pueblo trabajador.
Someten a todos y rehúyen al carro blindado que se estaciona en donde sea. Por otro lado, tenemos los criminales del Congreso que está queriendo comprar aproximadamente 160 celulares con dinero del pueblo que significa un mal gasto de Q1.3 millones en celulares. Creo que por esto y otro montón de clavos los chapines somos adictos al sexo, alcohol o drogas, por la simple razón de escapar de esta misma realidad.
La lección más importante que he aprendido este año que todos lleguemos a diciembre con cena en la mesa y nuestra familia completa. Siempre hay tiempo, para cambiar, para ser diferentes, para empezar de nuevo, para ser mucho mejor. Creo que es necesario bajar el volumen al mundo buscar una canción favorita, subirle el volumen, cerrar los ojos y viajar a los lugares donde somos felices.