La semana pasada el Presidente de la Republica emitió un desafortunado comentario respecto a la pandemia del Covid 19, pues según información pública en una reunión con alcaldes expreso que “Yo, gracias a Dios, ya voy saliendo de ese tema, para poder tomar el de gobernar el país. Ya le trasladamos la responsabilidad a la gente…”, expresando también que hemos perdido tiempo en el coronavirus y que ahora le trasladó la responsabilidad a la gente.
Esas declaraciones hacen juego con la liberación de horarios y restricciones de abrir comercios en donde hay concentración de personas, sin que nadie inspecciones y mucho menos sancione si nos cumple con el distanciamiento social. Pareciera que aún no se ha comprendido que vivimos en un Estado en donde convergen distintos sectores que no son ni tienen las mismas oportunidades, recursos, educación, y sobre todo nivel económico, la responsabilidad no es solo del gobierno ni puede ser solo de la gente, es una responsabilidad del Estado.
Por un lado, se necesita la guía de quienes dirigen el país para que tomen las decisiones acertadas que procuren por el bienestar de la mayoría no solo de un sector, más que un capataz Guatemala necesita que las disposiciones se dicten con empatía, liderazgo y responsabilidad, además la Constitución Política de la República de Guatemala establece que es obligación del Estado garantizar el bien común, el desarrollo integral y la salud de las personas.
Después de tantos prestamos que el ejecutivo solicito, donaciones recibidas para atender y atacar la pandemia y la ineficiencia demostrada para administrarlos no puede decir que ya le traslado la responsabilidad a los ciudadanos sin cumplir con hacer lo que le corresponde, el ejecutivo puede decir que se desliga de sus responsabilidades cuando tenga hospitales equipados con tecnología de punta, con capacidad para atender a un gran número de pacientes, con personal médico y hospitalario con equipo de protección personal que realmente los defienda del virus, y con pago de salarios a tiempo, además con hospitales y centros de salud abastecidos y un número de pruebas suficientes para que el semáforo que marca el número de casos pueda tener credibilidad.
No se trata de subirse al barco y abandonarlo cuando éste se empieza a hundir, también se tiene que aprender a navegar en la adversidad, no se traba de abandonar a la tripulación y que se salve quien pueda con las pocas lanchas que consiga cada quien.
Como población lo que nos corresponde que es cumplir con las normas de higiene y distanciamiento social, al Estado le toca cumplir con crear las condiciones mínimas para que los ciudadanos que se enfermen puedan ser atendidos por el sistema de salud y que éste garantice que se les brindaran buenas condiciones, personal médico idóneo, y todos los medicamentos que necesitan, hasta entonces no puede salir del tema de Covid porque sigue sobre su espalda la responsabilidad de garantizar la salud, ante éste escenario es admirable la postura de algunos comercios y restaurantes de Quetzaltenango que han decidido seguir con las ventas a domicilio para garantizar la salud de sus clientes y trabajadores.